Capítulo 6

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Mark Geller estacionó la patrulla policial detrás de la camioneta forense a un lado de la acera. Tomo esposas y tanteo con sus dedos la funda del arma para asegurarse de tenerla antes de desalojar el vehículo.

Aquella mañana el sol incandescente lo obligó a usar sus lentes de sol; con pasos determinados llegó hasta el punto de encuentro con el oficial Hernández y el médico forense.

Un cadáver reportado en horas de la mañana en el centro de la ciudad era toda una revuelta para los curiosos. El oficial se hizo paso entre el bullicio de gente curiosa ante la desgracia y cruzo las cintas amarillas de restricción perimetral que protegía la escena del crimen.

-Oficial Geller, que bueno que llegas-Le saluda su compañero, procediendo para darle el informe
hasta el momento-Hombre caucásico, aproximadamente unos cuarenta años. De nombre Erick Dame según la identificación de su billetera. Reportado hace una hora por un joven que se acercó a los contenedores de basura para dejar unas bolsas antes de salir a trabajar. Posee herida intercostal de apuñalamiento y signos de estrangulación.

-¿Ya revisaron todo el perímetro? -Indago viendo la zona alrededor. Un pasillo sin salida, dos contenedores de basura. Alrededor de unos diez metros a pie de calle. Dos altos edificios residenciales en un urbanismo céntrico rodeado de bares y restaurantes.

-Por supuesto. No se encontró ningún arma homicida.

Mark observó con detalle el cadáver; tirado entre las bolsas de basura sobre su espalda, la cabeza tirada hacia atrás y los ojos abiertos, fríos. Una expresión de pánico que quedó impresa en su rostro hasta el último segundo.

POV Lyssandra
Una mañana más, un nuevo día de trabajo. Regresar a la comisaría me hace sentir en casa, sin contar que básicamente lo es, considerando todas las veces que he tenido que quedarme pasando la noche.

Fui interceptada por el jefe al llegar para darme sus felicitaciones y apoyo para cerrar el caso al momento de atrapar al proxeneta. No las creí merecidas hasta que llegará dicho momento. Aun así, muy amablemente le agradecí y busqué un café para dirigirme a la oficina de una buena vez.

Encendí la luz e ingresé al cubículo, siendo sorprendida por una vieja compañera sentada en mi escritorio

-¿Y este pastel sobre mi mesa? No recuerdo que hoy sea mi cumpleaños-Bromee con una sonrisa vacilona, apoyándome de brazos cruzados contra la puerta cerrada tras mi espalda.

-Tan mala como siempre para coquetear. Pérez. -Karen puso los ojos en blanco y se levantó para saludarme con un abrazo.

-Ya quisieras tú que lo hiciera-Continue, recibiendo un pequeño golpe en el hombro de su parte.

Entre risas tomé asiento en mi escritorio, y solté un largo suspiro entrecruzando las manos detrás de mi cabeza. Estaba algo cansada aún, pero ansiaba volver al trabajo, a mi ritmo cotidiano.

Asimismo, darle su espacio a Layla y brindarle tiempo para que se ocupará de sus pensamientos e ideas, y yo poder organizar las mías también-Joder, este sitio está hecho mierda ahora que lo veo.

Karen asintió dándome la razón. La papelera estaba llena, habían vasos de café vacíos por doquier y una cartelera de información fijada en la pared abarrotada de datos acerca de las mujeres ahora rescatadas.

El escritorio, también lleno de papeles y lápices dispersos sobre toda la superficie, además del cenicero rebosante de colillas.

-Eres una asquerosa, por dios-Karen se quejó sentándose en una esquina encima del escritorio.

-Estaba muy ocupada y concentrada, no me culpes. Ayúdame a limpiar mejor.

Ella hizo un pequeño berrinche, pero acepto. Saque unas bolsas plásticas de un cajón del escritorio y en poco tiempo recogimos todo, tumbar la cartelera se sintió como quitarme cien kilos de peso de la espalda.

Pecado del Deber [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora