Capítulo 2

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>ADVERTENCIA de contenido explícito y delicado.

POV Layla

Pestañee un par de veces, acostumbrando mis ojos a la poca claridad de la habitación, trague con dificultad sintiendo la garganta rasposa y seca. A mi lado el pequeño bulto enterrado en mi costilla, respirando suave y tranquilo, una sonrisa se escapó sin quererlo.

Es tan dulce, aun no se tu nombre, pero ya prometí cuidarte toda la vida.

Me levanto con cuidando inhalando con fuerza, arrugando la nariz con el terrible olor a humedad de la habitación. El frío del suelo se apodera de mi cuerpo a través de mis pies descalzos. Mordisqueando mi labio, miro por la habitación, era la primera en levantarse.
¿Qué hora es?

Me levanto con cuidado, arropando al bultito en la cama, alejándome despacio casi flotando por la habitación para subir al local, camino por las escaleras de puntillas, acerco primero mi rostro a la puerta de madera vieja para oír el otro lado, nada. Todo sumido en un escalofriante silencio.

Me siento en el último escalón, lentamente descansando la espalda en la magullada puerta, y cierro los ojos dejándome viajar por la noche anterior.

¿Ella fue real? ¿fue real lo que dijo? ¿debería decirles a las chicas o quedarme en silencio? ¿llegara a tiempo o no ….?

Mis pensamientos quedaron en vacío al oír pasos próximos por el pasillo, fuertes y sonoros pasos acercarse, me levanto, rígida esperando ver quien era.

Las llaves sonaron del otro lado, un tintineo que daba libertad, pero al mismo tiempo penurias y dolor.
La puerta se abre dejando entrar luz amarillenta del pasillo, entrecierro los ojos por la repentina luz y la silueta fue haciéndose más clara hasta lograr visualizar ojos verdes oscuros, cabello rubio cayendo desordenadamente sobre un rostro muy conocido: Phill me mira, yo sostengo su mirada sin pestañear.

—¿Qué haces despierta? —Recuesta su peso sobre el marco de la puerta.

—No he podido seguir durmiendo, tengo mucha sed—¿Qué esperas? ¿Qué me vaya de compras temprano?

Su mirada viaja a mis labios secos y posiblemente agrietados y luego nuevamente a mis ojos.

—Te ves hermosa Layla, tanto que podría traer comida y agua para todas si aceptas darme un poco de lo que la pequeña putita estrella del lugar tiene—susurra— déjame comerte.

Siento punzadas en mi garganta y lágrimas queriendo salir, mi estomago da vueltas, pero... asiento, sé que necesitamos comida, además, sé que lo de ayer no fue una trampa de él, ya estaría muerta por soplona. Fue real, ella fue real.
Asiento nuevamente.

El esboza una sonrisa, mostrando sus perfectamente arreglados dientes y yo hago una mueca de asco; a lo cual el sonríe aún más y estira su mano para irme con él, la tomo en un débil agarre. Estoy cansada. Pero lo sigo, entrando en su despacho.
Estoy realmente cansada.
...
Después de varias rondas, estamos ambos acostados en un sofá de cuero negro, yo encima de su cuerpo mientras el respira con dificultad. Su mano acaricia mi espalda desnuda, yo solo aguanto el asco y el dolor que tengo.
Pagaras por todo el daño que me haces, te vere podrir con gusanos en la boca.
—Amo tu maldito cuerpo, yo entiendo porque eres la estrella porno de aquí— se ríe—eres jodidamente ardiente, sumisa, complaciente a todo.

Aprieto la mandíbula, maldito.

—Eres una jodida joya del sexo Layla, hecha para complacer solamente ¿no es increíble?

Trago con fuerzas, sintiendo nuevamente las punzadas en mi garganta y también en el estómago.

—Eres un ejemplo de mujer nena, joder— Gruñe—me pones duro sin decir nada.

Pecado del Deber [EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora