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Lentamente abrió los ojos y se frotó la cara, se sentía ligeramente desorientado y con su mano buscó a Keigo pero este ya no estaba, se reprendió a sí mismo por no haberlo sentido despertar y ayudarlo a acomodar el desastre de ropa que habían dejado, porque cuando miró a su alrededor se dio cuenta que estaba limpio y la ropa que se ensució no estaba.

Y hablando de lo que hicieron... cuando fue consiente de todo aquello se sonrojó inevitablemente, no se arrepentía para nada, solo estaba avergonzado, ¿sus sentimientos por Keigo ahora eran más fuertes? Sí, podía sentirlo dentro de él y se encogió en su lugar por aquella calidez tan rara, ¿el hormigueo era normal? Suspiró medianamente confundido, todo el tema de los sentimientos y amar a alguien era complicado, especialmente en su situación; quería entregarse por completo a ese sentimiento porque confiaba en las palabras y sentimientos de Keigo así como le gustaba sentir aquello cuando estaba con él, pero se reprimía porque el intenso recordatorio de que su hijo amaba al rubio era fuerte y doloroso, ¿cómo podría mirarlo a los ojos sabiendo que le quitó a la persona que más amaba? ¿cómo si quiera podrían convivir en armonía si Keigo y él fueran pareja?

Su único impedimento de ser feliz otra vez era la culpa de lastimar otra vez a su hijo, entonces ¿Qué tenía que hacer?

Necesitaba ayuda.

Pero no tenía amigos cercanos, por no decir que ninguno, Rei era la persona más sabia que conocía pero imposible hablar con ella, y más si se rehúsa a mirarlo a los ojos.

Hablando de ella, tenía que ir a verla, con algo de pereza se levantó del sofá, se preguntó cómo sería despertar al lado de Keigo, ahora comenzaba a hacerse ese tipo de preguntas cursis que lo hacían sentirse torpe y avergonzado. Caminó hacia las escaleras y subió estas directo a su habitación, pasando por el pasillo notó que los jóvenes aún dormían, por curiosidad se acercó y abrió ligeramente la puerta, Touya dormía tranquilo en su cama y Keigo en el futón sobre el suelo, arropado con las mantas hecho bolita, sabía que era friolento, le pareció tierno.

Un rato después salió de la habitación sin notar que uno de los dos muchachos sintió su presencia y algo cambió en su interior. Ahora si fue a su habitación y para su no grata sorpresa, Rei no estaba, y le parecía algo ilógico, por más que las cosas entre ellos pudieran ser tensas, ella como una mujer digna no se iría de esa manera sin despedirse; buscó en el baño, la sala, el patio y por último la cocina, pero nada, no había rastro.

Solo suspiró, si para ella era mejor irse de esa manera no la juzgaría, y bueno, ahora tendría que hacer el desayuno, en lo que estaba pensando la puerta se abrió, su aún esposa entraba hacia la cocina con una pequeña bolsa, él la miró un largo rato en lo que los ojos de ambos se encontraron, le resultó tan familiar aquella escena... en su pasado jamás habría notado la belleza de la albina y ese sentimiento tan cálido, ¿Cómo puede ser que no supo valorarla? Se sintió lamentable y desvió la mirada con vergüenza, no sería de nada pensar en eso y mucho menos ahora en su nueva situación, pero la culpa siempre le recordaría los errores que cometió.

_Buenos días, Rei... pensé que te habías ido.

_Oh... buenos días, Enji, no, fui a la tienda a comprar, me levanté a hacer el desayuno y recordé que a Touya y a ti les gustaba el pan de manteca. –mencionó mientras dejaba la dicha bolsa con pan sobre la encimera y se acercaba con una sonrisa amable hacia el pelirrojo que estaba en la despensa- ¿ibas a preparar el desayuno?

_S-sí... -no iba a negar que se sentía intimidado por esa cercanía, así que intentó evadir la vista lo máximo posible- ¿cómo te sientes?

_Bueno... no me sentía rara cuando desperté, solo fue como despertar de un sueño muy pesado, así que estuve un poco mareada al principio.

Daddy's Boy ⎯⎯ [ EndeHawks ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora