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Los besos eran calientes y húmedos, como a ambos les gustaba; las grandes manos de Enji lo tocaban con delicadeza, pasando por su fina piel hasta llegar a cierta zona que comenzó a apretar.

_U-Uh... Enji-san... -gimió sintiendo su despierto miembro siendo manoseado por encima de su ropa, ropa la cual sentía que le quemaba, tenía la necesidad de quitársela por completo.

Aunque no iba a negar que estaba nervioso, hasta un poco asustado; sabía que podía confiar en quien ahora era su pareja, pero no evitaba que estuviera inseguro y tímido, era su primera vez y era un terreno que no sabía cómo manejar, siempre lo había hecho solo.

Enji, con sus años de experiencia, podía sentirlo, sentir aquella pequeña nube negra encima del rubio; le generaba algo de pesar el no saber exactamente qué hacer antes esas situaciones, no era la persona más expresiva y mucho menos delicada. Pero iba a intentar hacer algo por su ahora amante oficial, no podía simplemente dejar pasar aquello siendo que era importante para ambos.

Con delicadeza besó sus labios, sintiendo el temblor del menor debajo de él por eso; sus manos tomaron su rostro y lo miró a los ojos, esa conexión en ambos fue un estallido para sus corazones, latían fuertes y en sincronía, era hasta mágico.

_Keigo... -susurró su nombre de la manera más dulce y erótica que pudo- Voy a ser gentil, te cuidaré, lo prometo...

El rubio solo asintió con una sonrisa y por cuenta propia comenzó a quitarse la ropa ante la vista atenta del mayor, quien lo miraba con verdadero deseo, y ante sus ojos de artista, el cuerpo de Hawks era una maravilla... era precioso, piel dorada que parecía haber sido tocada por el mismo Midas; ojos igual de intensos y llenos de deseo, movimientos eróticos naturales.

Suspiró, y era todo suyo.

_Enji-san... ¿cree esto vaya a entrar en mí? –preguntó al mismo tiempo que agarraba la abultada entrepierna de su pareja, oyendo un jadeo ronco del mayor- es taaan... grande, ni siquiera entraba en mi boca, ¿entrará ahí? ¿usted cree?

Enji estaba rojo hasta las orejas, ¿cuál era la necesidad de hablar? Era vergonzoso, pero inevitablemente hizo que su miembro estuviera más rígido. ¿Podría seguirle el juego? Mierda, sí.

_Claro que entrará... te abriré tanto con mis dedos que entrará como si fuera su hogar... -dijo al mismo tiempo que lo agarra fuerte de la cintura para pegarlo a su cuerpo y frotarse entre sí, Keigo podía sentir más los roces pues era el que estaba desnudo.

Gimió por esas palabras, pues las imaginó vívidamente, su boca se hizo agua de solo pensar que realmente en un rato lo tendría dándole tan duro por detrás que olvidaría su nombre. Estaba caliente, sus miedos de antes ahora eran casi nulos; hizo su cabeza hacia atrás cuando sintió los húmedos besos de Enji sobre su cuello (que era una de sus zonas sensibles), tembló cuando una de sus grandes manos lo agarró del culo, y se derritió cuando la otra comenzó a masturbarlo de la forma más lenta y erótica.

_Enji-san... quítese la ropa, vamos, quiero tocarlo. –exigió con libertad mordiéndose el labio, los estímulos sobre él eran demasiado.

_Quítamela tú. –le ordenó mientras se alejaba un poco y le sonreía con aquella sonrisa de lado tan sexy que Keigo comenzaba a mojarse como una mujer.

Le devolvió la sonrisa y se acercó para quitarle la parte de arriba; no pudo resistirse a hundir su rostro en los pechos del pelirrojo, agarrándolas con sus manos y apretando, era su paraíso, ojalá poder estar ahí el máximo tiempo posible. La besó hasta llegar a esos pezones hundidos y saludarlos con un pequeño beso.

_Me encanta que las tenga hundidas... -susurró con la voz caliente, Enji solo pudo morderse el labio ante eso, era algo que jamás le habían hecho, pero cuando Keigo lo hacía se sentía tan rico; lo agarró del pelo para alejarlo de su pecho y el menor hizo un sonidito desesperado.

Daddy's Boy ⎯⎯ [ EndeHawks ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora