Un amistoso interrogatorio

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-Hacía tiempo que no venía por aquí, y, aun así, me siento igual de impresionado que la última vez. [comentó Xingqiu, al ver aquellas maravillosas murallas a pocos metros por delante de él] No hay región de Teyvat que no deje de ser hermosa a su manera. Incluso los lugares más inhóspitos tienen cierto encanto.

-Siempre y cuando se lleve la ropa adecuada para acudir a ellos. [agregó Albedo]

[Amber y Eula se habían adelantado caminando hacía unos minutos. Probablemente, era su forma de darle privacidad a la pareja en lo que llegaban a su destino. Una vez atravesaran los portones, el alquimista se tendría que marchar con sus compañeras en dirección a la sede de los Caballeros de Favonius. Así que, aunque durara poco, era agradable compartir un rato agradable en familia]

-Parece que Jianyu quería tocar alguna de aquellas palomas que han echado a volar. [el escritor veía a su hijo mirar el cielo, quizás tratando de ver de nuevo a aquellos animales. Se habían asustado cuando ellos habían cruzado el puente] Aunque... ¿No parecía aquel adolescente un tanto molesto? Quizás debería ir a disculparme con él y de paso preguntarle sobre las palomas. Tal vez así Jianyu puede tener una oportunidad de verlas de cerca.

-Timmie suele enfadarse bastante cada vez que las palomas se echan a volar. Han pasado años y esos animales siguen sin acostumbrarse a la presencia humana. Bueno, salvo a la presencia de Timmie, claro está. Gracias a él se ha desarrollado un sistema de cuidado de palomas mensajeras bastante efectivo. Es un muchacho peculiar. [el caballero se llevó una mano a la barbilla, pensativo] Si muestras interés y prometes no asustar ni dañar a los animales, probablemente esté encantado de enseñaros a alguna de sus amigas.

 [el caballero se llevó una mano a la barbilla, pensativo] Si muestras interés y prometes no asustar ni dañar a los animales, probablemente esté encantado de enseñaros a alguna de sus amigas

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-Si me diera información al respecto, podría corregir algunos errores que cometí en la última entrega de nuestro libro. Así que trataré de entablar conversación con él más tarde.

[Albedo observó a Xingqiu deleitarse con aquella posibilidad. A su amado le encantaba hacer novelas lo más fieles posible. De hecho, era tan acertado su contenido que por eso la primera edición de <<Una leyenda de espadas>> había sido tachada de diccionario ilustrado y no se había visto como el libro de ficción que el escritor tanto se había empeñado a crear. El alquimista recordaba lo furioso que había estado el discípulo del Clan Guhua en su día, pues según no paraba de repetir "no es mi culpa que el público esté tan acostumbrado a datos erróneos que rechace la información que tanto me he esforzado en relatar con la mayor veracidad posible. Mis lectores merecen entender los datos como realmente son"]

-Estás sonriendo, mi Príncipe. [dijo el peliazul] Sea lo que sea que pasa por tu mente, debe hacerte feliz.

-Hmm. [el aludido no se había dado cuenta de ello. Pensar en Xingqiu siempre acababa sacándole una sonrisa. Incluso años atrás cuando no eran más que amigos unidos por la publicación de un libro] Sí, me hace feliz. Extremadamente feliz de hecho. [confesó el alquimista]

-Si no fuera porque tus compañeras están acercándose de nuevo, me gustaría oír de qué se trata. ¡Seguro que es sumamente interesante si logra esa respuesta en ti!

Cristales en la LobreguezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora