6."Ojalá alguien te desgarre el alma como ameritas."

168 17 8
                                    

Mark

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Mark

—¿Entiendes al menos que lo que estás diciendo no tiene ningún tipo de sentido? —Me siento fatal conmigo mismo. No debería gritarle así. Mi parte racional dice que ella no merece lo que le estoy haciendo. Pero mi parte resentida aclama orgullo y venganza por las heridas que causó su abandono.

—Claro que lo tiene. Pero no me dejas hablar y mucho menos quieres escucharme —toma un respiro, creo que si no lo hace acabará perdiendo los nervios—. Mark, aunque no me creas, estoy aquí. Y quiero que volvamos a ser lo de antes.

—¿Pero comprendes que no puedes venir así como así esperando a que te reciba con los brazos abiertos? —Le escupo—. ¿Cuándo fue la última vez que te vi? El año pasado, creo recordar.

Hace un esfuerzo por mantenerme la vista, sé que no quiere ni mirarme. Pero ha venido con un objetivo y sé que no se va a cansar hasta que lo cumpla.

—¿Por qué crees que he venido? He venido a por mi niño.

Suelto una carcajada, me hace gracia que me llame así. Estos años no hemos sido más que un par de desconocidos.

—No estoy de acuerdo en que ahora vengas a por mí y me reclames como si fuera un bolso. Yo ya tengo mi vida aquí y no estoy dispuesto a cambiarla de un día para otro.

Sí estaría, pero recordemos que la base de mi personalidad es el orgullo.

—Solo vengo a reclamar lo que me pertenece desde el día en el que lloraste por primera vez. A mi hijo —le retiro la vista—. Sabes que en la sentencia de divorcio la jueza me concedió custodia compartida. Pero tú me odiabas demasiado antes de que me separara de tu padre. No quería ni imaginar cuánto me odiarías si de repente te hacía cambiar de estado.

Trago saliva al escucharla. Yo... No la odiaba, nunca lo he hecho. Debí ser un monstruo para que ella pensara eso.

—¿Y no es lo que quieres hacer ahora? —Pregunto de manera calmada, pero con el enfado aún latente en mi voz.

Se traga un sollozo y me quedo mirando como sus ojos azules rebosan en una humedad constante.

—No, cariño, no —que me llame así provoca un tirón en mi pecho incómodo. ¿Hacía cuánto que no me llamaban así?—. El año que no me has visto, lo he estado planeando todo. Me he comprado una casa aquí. Hijo, vuelvo. Vuelvo con Kelly.

Ahora qué pronuncie ese nombre me hace sentir como el mayor cabrón de la historia. Kelly es la persona por la que más he sufrido en mi vida y a la vez, la que más feliz me ha hecho.

Quisiera decir que me alegro mucho, pero yo no suelo ser agradecido. Es por eso que las personas de mi alrededor perdieron todo tipo de afecto hacia mí.

—Ah. ¿Y quién te ha animado a volver? ¿El que ahora va a ser tú maridito? —Abre los ojos exageradamente cuando lo nombro—. Yo no recuerdo habértelo pedido.

POR TI © (NUEVA VERSIÓN EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora