8."Nuestra diversión es una pequeña parte de lo que puede llegar a ser."

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Mark

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Mark

Se supone que follar es uno de los placeres más mundanos que puede poseer un hombre, algo para lo que casi siempre hay ganas, y algo aliviador.

Bien, en mi caso es todo lo contrario.

Como ya estoy acostumbrado, Diana se mueve sobre mí de una forma agresiva, demostrándome que ya no tengo nada más que descubrir de ella, ya que sus movimientos son tan predecibles como lo son sus acciones, las cuales podría plasmar a la perfección en un libro con los ojos cerrados.

Miro hacia la pared mientras intento centrarme en alcanzar el orgasmo, obviando los gemidos y chillidos espantosos que emite "mi novia". Parece que están acuchillando a una rata.

Pongo mis manos sobre mis caderas alentándola a que se mueva más rápido, quiero acabar pronto con esta indescriptible tortura. Sus gritos se hacen más sonoros mientras jadea entrecortadamente que la bese, pero finjo no escucharla.

Me fijo en las cortinas rojas que dan lugar a la vivienda, la verdad, no me importaría que se descorriesen y que alguien nos viese, tenemos que dar vergüenza, aunque sé que a Diana eso le vendría bien para que se disipen los rumores de que nuestra relación está deteriorada.

Rumores que, por supuesto, son ciertos. Pero según Diana, nadie lo puede saber.

Lo voy a explicar para que sea más sencillo de entender: Diana es la "reina del instituto", o así es como la llaman la panda de ignorantes que estudian en Shoreline.

Ella es como un modelo de todo a los que se puede aspirar, el sueño que toda adolescente querría. Es como un cliché andante, es la capitana de muchas de las actividades que se desarrollan aquí y todo el mundo pierde el culo por ella, creo que jamás he visto a nadie plantarle cara, supongo que por miedo a las consecuencias como, por ejemplo, el posterior rechazo social que puede conllevar hacerlo.

La cosa continua en que, al ser como un punto de referencia a seguir, es una especie de "influencer" del instituto, todo el mundo sabe que llevarse bien con ella puede llevar al éxito en las redes sociales, ese mundo que aún cuenta con más apariencias que el Shoreline High School.

El cliché cierra con que está saliendo conmigo, con Mark Bailey, el típico malote sin sentimientos de novela de los 90 y el capitán del equipo de fútbol europeo. La diferencia respecto a Diana es que a mí sí me gusta ese deporte y no lo hago por cumplir un papel social.

¿Y mi reputación? Baja. Bastante baja. Pero nadie se atreve a decir algo malo de mí en presencia de Diana, de su círculo de amistades o de mí. Y, joder, me gustaría que me dijesen las cosas a la cara.

—¿En qué piensas mi amor? —Pregunta gimiendo—, te veo algo pensativo y triste.

Joder, "mi amor", que asco me está dando esto.

Sé que mi actitud parece algo incoherente, mis amistades se preguntan porqué sigo con ella, yo siempre les respondo que es por protocolo.

Protocolo, sí, puesto a que no tengo nada mejor a lo que aspirar ni quiero hacerlo, el día en el que llegué al pacto con Diana no tenía esto tan claro, pero yo al principio sí que sentí algo por ella, por efímero que fuese.

POR TI © (NUEVA VERSIÓN EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora