Alya Bletchley
Cuando me desperté lo primero que pensé fue que la noche de ayer había sido realmente intensa si me dolía tanto la cabeza, así que gruñendo y con mala cara me incorporé para sentarme en la cama. Si seguía así mucho rato más mi visita a la enfermería sería inminente.
Haciéndome un pequeño masaje en las sienes intenté repasar la noche de ayer, lo cierto era que tenía una pequeña laguna desde el verdad o atrevimiento y mi huida a toda prisa de Adrián Pucey hasta chocarme con Tom, de hecho, juraría que el momento con Tom fue el momento más lúcido de toda mi noche -aparte del de sujetarle el pelo a Pansy en el baño nada más volver de la habitación- recordar eso me hizo dirigir la mirada a su cama. Estaba hecha un gurruño y enredada entre sus sábanas, tenía claro que después de lo de ayer no se despertaría, como mínimo, hasta el mediodía.
"Bendito Sábado" pensé cuando me levanté y me miré en el espejo del cuarto de baño, agradecí por no tener clases hoy de tal modo que nadie vería mis pintas de persona que podía considerarse en esos momentos como un desecho humano.
Aún así decidí al rato ponerme algo de ropa y hacerme un moño rápido para ir a la enfermería a por algo que me quitara el infernal dolor de cabeza que, lejos de desaparecer, parecía hacerse más intenso por momentos.
Me fijé al salir que la casa común estaba prácticamente vacía, seguramente la mayoría seguía durmiendo después de la fiesta, pero de todas formas miré el reloj de la pared para comprobar la hora. Aún era algo pronto, pero eso significaba que, aparte de que mi sueño se había visto reducido a tan solo un par de horas, aún podría llegar al gran comedor a por algo para desayunar.
-¿Y cuando dice que comenzó el dolor de cabeza? -me preguntó la anciana de la enfermería mientras me analizaba con la mirada y no me quedó otra que inventarme alguna excusa.
-Pues anoche, antes de acostarme -Ella tardó unos segundos en apartar la mirada de mí para después darse la vuelta y rebuscar algo en unos de los armarios del fondo.
-No hay mejor remedio en ese caso que este -me dijo mientras volvía con un bote de pastillas- es un remedio Muggle, pero funciona bien. -me lo entregó- tomate una ahora y si te sigue doliendo puedes tomarte otra dentro de unas seis horas.
-Muchas gracias.
Me entregó también un vaso de agua y me tomé la primera pastilla y a juzgar por su forma de mirarme al marcharme de la enfermería supe que no había sido la primera persona en venir por dolores de cabeza, lo que significaba que mi excusa no había colado en absoluto. Aún así pensé en que eso ya era cosa de la Alya del pasado y caminé hacia mi futuro: el desayuno que me esperaba en el gran comedor.
Pero antes de que pudiera llegar a mi nuevo destino estuve a punto de chocarme con un Gryffindor por el pasillo.
-Podrías mirar por dónde andas.
-Tu también podrías. -le dije un poco de mala gana.
-Has sido tú la que ha estado apunto de chocar conmigo.
-Pero eras tú el que iba distraído -me exasperó ligeramente el hecho de que pretendiera echarme la culpa cuando era evidente que había sido culpa de él.
-Vaya carácter de buena mañana -me repasó con la mirada de arriba abajo antes de continuar hablando- desde luego que con esa actitud no hubieras sido muy buena jugadora de Quidditch -debió de fijarse en la mezcla de ofendimiento y confusión que surcó mi rostro porque pasó a presentarse -Soy Wood, Oliver Wood.
Eso hacía que su comentario tuviera más sentido, pero no entendí tampoco a qué venía, es decir, ¿acaso el capitán del equipo de Quidditch de Gryffindor sabía que había estado a punto de ser el nuevo fichaje de Slytherin?
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Lost control
FanfictionLa oscuridad y penumbra en la que cayo el mundo desapareció tras el anuncio de la muerte de Lord Voldemort. Los mortifagos y seguidores de este se ocultaron, y no se volvió a saber de ellos. En el mundo mágico todo volvió a la normalidad, eso si, si...