Nos pusimos en marcha y sobre las 11am llegamos a una montaña muy bonita aunque desprendía un calor que aquello parecía una playa. Después de salir del laberinto, nos encontramos con las llamas otra vez, que nos guiaron para que pudiésemos llegar sanos y salvos a la montaña, que es donde se encuentra el tesoro (aunque hayamos tenido que sobrevivir de todo), esta mañana, también he tenido signos de la vieja. He visto unos palos unidos en los que ponía "Ríndete" y otros en los que ponía "Te casarás conmigo, tarde o pronto". Preocupado por verla entre los arbustos, recibir cartas extrañas y ver mensajes con cosas naturales, eso no era nada comparado por la preocupación que tenía por Madeleine. ¿Le haría daño? ¿Qué le haría? ¿Sería capaz de matarle solo por estar con él? Abrumado por todo esto, decidí callarme no vaya a ser que sucediese algo peor. Seguimos caminando por la montaña. Al cabo de un rato, llegamos a la cima, pero no pudimos ver la corona por ninguna parte. Nos pusimos a buscar como las gaviotas en la playa en busca de cangrejos. Las otras galletas nos iban a matar, aparte, habíamos hecho ese viaje tan largo y peligroso para nada.
-Pues... aquí no parece que haya habido ninguna corona.-Comenté.
-Esas mierdas de fuegos raros nos han mentido.-Dijo Madeleine echando humo.
-Seguro que trabajan para la vie-
Madeleine fue interrumpido por una especie de dragón raro.
-Os equivocáis, trabajan para mi.-
-Soy Pitaya Dragon Cookie y esas llamas, son mis sirvientes. Yo he hecho un pacto con Dark Enchantress, si os traía aquí y capturaba al gafitas-Dijo señalándome.
-y al otro lo mataba, cosa que haré encantado, me garantizaría que este volcán será siempre mío.- Terminó.
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-Espera... ¡Volcán!- Exclamó Madeleine.
-Que te creías que era, ¡¿Un colegio flotante, un océano?!- Gritó.
Entonces Madeleine no pudo más y se abalanzó sobre el dragón, pero no podía con él, entonces me dijo:
-Llama al número "666" y dile a la persona que Pitaya Dragon ha vuelto, él nos ayudará.-
-Ya está.-Dije cuando terminé.
-Bien.-Dijo a pesar del esfuerzo de luchar contra el dragón.
Entonces, apareció un helicóptero de oro con la música de Chayanne a tope y saltó desde él una galleta. Era Knight Cookie.
-¿Necesitáis mi ayuda?- Preguntó Knight.
-Sí.- Dije yo.
-Bien. ¡Ahí va Pitaya Dragon, cuanto tiempo!- Exclamó Knight.
Después de unos minutos, vencieron al dragón.
-Vale, vale, vale. Ayudaré a estos dos en el viaje pero no me matéis.- Dijo el dragón suplicando desesperadamente.
-No lo íbamos a hacer pero bueno...-Musitó entre dientes Knight.