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Bajos lloriqueos son su alarma inesperada.

04:57 a.m.

Se sienta de golpe en la cama, ojos abiertos como platos y mente rápidamente en alerta. Aún algo confundido, fija su atención en el chico durmiendo a su lado con miedo de que él y otra pesadilla sean los responsables de dichos lloriqueos.

Pero no lo son, y Jimin respira en paz cuando nota que Jungkook aún está perdido en el mundo de los sueños y roncando como un tractor.

Entonces sus pequeños ojos con lagañas en las esquinas luego dan con el origen de los lloriqueos, encontrándose con la cabeza de su perro recostada sobre la cama y junto a su pierna.

"Bam," murmura con la voz algo ronca, acariciando la cabeza del asustado animal que llora sin razón aparente. "¿Qué pasa, bebé? ¿Qué te asusta?"

La respuesta llega pronto cuando un trueno estalla contra sus oídos, iluminando la habitación entera al entrar la luz por los altos ventanales. Llueve a cántaros y la tormenta es probablemente lo que tiene tan asustado a Bam; quien puede que sea un enorme dóberman marrón, pero aún es un pequeño cachorro de siete meses.

"Oh, le tienes miedo a la tormenta," sus pequeños dedos acarician el suave pelo del perro, quien simplemente hunde más su hocico contra la pierna de Jimin; queriendo subirse a la cama con sus padres pero sabiendo muy bien que sólo puede hacerlo cuando se le es permitido. "Bueno, bueno. Vamos, cachorro, vas a despertar a papá."

Jimin desenreda sus piernas de las sábanas negras mientras se estira cansado y soltando algunos bajos gruñidos, para luego comprobar fugazmente que su novio siga dormido y levantarse con pereza. Bam se le pega al cuerpo inmediatamente, bajando sus orejas y lloriqueando cada vez que los fuertes truenos retumban en sus sensibles oídos. Sigue a su dueño hasta el pasillo y, luego de que éste cierre la puerta de la habitación en silencio, lo sigue también al piso de abajo.

El reloj digital de la cocina le indica que son las cinco de la mañana y él suspira agotado. Tiene sólo cuatro horas de sueño encima y ya sabe que no va a dormir de nuevo, pues a las cinco y media su alarma lo despertaría igualmente. Tienen un avión que tomar con destino a Spielberg, Austria, y las horas contadas.

"Vamos, Bamie, a dormir," sus pies descalzos se arrastran por el piso frío hasta el rincón de la extensa sala de estar que le pertenece al perro y su cama.

El dóberman lo sigue con su larga cola entre las patas traseras y sus orejas aún bajas, ojitos tristes y llenos de miedo. Se acuesta en el almohadón luego de dar un par de vueltas en su lugar y logra relajarse cuando Jimin acaricia su cabeza con todo el amor que siempre tiene para él, pero no tarda nada de volver a lloriquear en el momento que su dueño se levanta del piso para irse.

"Bamie..," Jimin suspira cansado, pero sabe que no puede enojarse con el animal, su corazón es muy frágil por él. "Cachorro.., la tormenta está afuera, tú estás a salvo aquí adentro."

Pero Bam frota insistentemente su hocico contra el muslo desnudo de Jimin en clara súplica de que se quede y a éste no le queda más opción que mimar a su asustado cachorro. Así que allí está ahora, acurrucado junto al enorme perro en el gran almohadón que usa de cama y acariciando su amplio lomo, consciente de que Bam ahora está mucho más en paz con él ahí.

Sigue siendo un cachorro.

"¿Min?" no sabe en qué momento se quedó dormido, pero alza sus ojos apenas abiertos en pura confusión cuando aquella voz penetra en sus oídos.

Los ronquidos de Bam llegan al instante a su cerebro y entonces lentamente se levanta, intentando no despertar al cachorro. Talla sus ojos cansado y la oscuridad de la planta baja de la casa es irrumpida abruptamente por un brillante relámpago; sigue lloviendo torrencialmente.

MY F1 DRIVER [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora