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Jimin no esperaba en absoluto que Namjoon lo llamara a las siete de la mañana con la noticia de que los principales representantes de la FIA y el equipo de Ferrari se encuentran en Seúl y una reunión fue convocada, finalmente.

Todo sucede de forma muy repentina, ni siquiera Namjoon imaginaba que volarían todos a Corea y organizarían la reunión de manera tan inesperada, aunque demasiado esperada.

Jimin no tiene tiempo de ponerse a pensar en todos los posibles desenlaces de dicha reunión, está aliviado de no tener que hacerlo. Despierta a Jungkook apenas finaliza la llamada con su cuñado, procurando ayudarlo a arreglarse y vestirse. El frío de Diciembre le facilita dicha tarea, puesto que colocarle un sweater y un abrigo es más fácil que batallar con la férula para intentar vestirlo con una camisa.

Un adormilado y silencioso, y nervioso, Jungkook lo espera en el sillón de la sala de estar mientras él aprovecha los pocos minutos que les quedan para arreglarse, e incluso asegurarse de que Bam tenga alimento suficiente para el día entero. Tiene el presentimiento de que será uno largo, no volverán pronto.

El mensaje de Namjoon avisando que un chofer está a pocos minutos llega en el momento exacto en que ambos salen de su hogar, siendo recibidos por la suave brisa otoñal, casi invernal.

Si bien esperaron y pidieron por esta reunión insistentemente durante las últimas semanas, no tienen palabras ahora mismo. No imaginaban que todos volarían a Corea apenas al día siguiente de que Jungkook volviera a casa.

Ambos sienten los nervios, la incertidumbre. Nadie sabe qué decisión tomará la Federación Internacional del Automóvil, pues las opciones son muchas y en Mercedes saben la preferencia que repetidas veces en el pasado han tenido con Ferrari, beneficiándolos siempre a pesar de cuán injusto fue en algunos casos.

Sin embargo, Jimin no quiere perder la fe y sabe que tiene que mantener a Jungkook igual de optimista, sin importar qué.

Porque en sus ojos cansados aún se refleja un mar de tristeza, de vacío. La noche anterior sigue en el frente de su mente y a ambos les gustaría hablar de aquello como pensaban hacerlo hoy, pero ya no podrá ser.

"No pensemos que se pondrán de su lado como siempre," Jimin mantiene firme su agarre en el brazo sano del contrario, pues el castaño se rehusó a ir a la reunión en silla de ruedas, convencido de que estará bien. "Pensemos que actuarán en base a lo correcto y serán justos. El mundo entero está observando y esperando, no pueden ser imparciales al tomar una decisión porque tienen muchos ojos encima y todos vieron lo que sucedió en aquella pista."

"Pero el hijo de puta siempre tiene suerte, siempre se sale con la suya," masculla Jungkook, de repente tan enojado que teme por un segundo perder la cabeza otra vez. "Va a inventar cualquier idiotez para excusarse de que ignoró la bandera amarilla y envió todo al carajo cuando me arrolló y arrastró más de treinta metros."

"No lo vamos a permitir, Kook-ah," el morocho acaricia su brazo suavemente y lo mira a los ojos. "Tu hermano y Arthur van a hacer hasta lo imposible para que se tome una decisión justa, la única decisión justa. ¿Por qué crees que van a estar de su lado? Klausse ignoró la bandera amarilla y te chocó. La falta es suya, no hay excusa porque fue avisado. Él sabía que debía reducir la velocidad y esperar al auto de seguridad, sabía que estabas detenido en el medio de la pista."

Jungkook desvía su mirada hacia la calle vacía, perdiéndose en el verde de los árboles y en el celeste del cielo.

Anoche llovió durante horas, pero hoy el otoño se calmó y le permitió al sol salir por un rato. Recuerda que así de bonito se veía el día aquel domingo en Abu Dhabi. Así lo veía cuando sus ojos dieron con la bandera flameante negra y blanca a lo lejos y su corazón ya sentía la victoria.

MY F1 DRIVER [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora