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Todo es negro.

Y Jungkook siente que va a colapsar, porque pierde la batalla contra todos sus demonios en cuestión de segundos.

Pero un rayo de esperanza vuelve a su pecho cuando divisa una puerta más, la cual tiene el símbolo de una silla de ruedas en ella. Y de inmediato se relaja y el mundo se silencia a su alrededor, como si su interior supiera que todo de repente está bien, pues no puede hacer nada más que reír mientras la abre y lo encuentra allí, como supuso.

El calor vuelve a su pecho, su corazón vuelve a latir.

Y todo calla.

"Jimin..," suspira con una risa liviana, cerrando la puerta detrás suyo y sintiendo cómo un enorme peso cae de su espalda. "¿Qué haces aquí?"

"No siento mi cuerpo," Jimin mueve sus pies algo torpe y se queja en sollozos que pronto se convierten en risas.

Jungkook se encamina al cuerpo que yace en el piso y a sus fosas nasales llega un desagradable olor que seguramente proviene del inodoro, lo cual comprueba cuando se acerca y nota que Jimin ha vomitado en él.

"Min, qué asco," frunce su nariz mientras cruza por encima de él para alcanzar el inodoro y apretar el botón de la pared, aliviándose cuando el fuerte olor desaparece. "¿Qué sucedió? Yo no te dejé así."

Jimin lo observa con ojos aún algo brillosos luego de su breve llanto y ríe, pues sabe que está en un trance borracho y seguramente demasiado cómico de ver. Su aspecto debe ser horrible, se siente sucio; pero no puede dejar de reír.

"Jungkookie..~" arrastra sus palabras mientras palmea el piso a su lado. "Siéntate conmigo."

El castaño lo duda por unos segundos, porque siente que debería llevarlo de vuelta al hotel donde esté cómodo y tranquilo; pero aún hay un poco de alcohol circulando por su sangre y las ganas de echarse en el piso frío para descansar sus piernas lo superan en demasía.

Así que lo hace, se tumba junto a Jimin y pronto ambos enamorados están riendo sin sentido alguno, simplemente estallando en carcajadas cada vez que pasan un par de segundos en silencio y sus ojos se encuentran en muecas divertidas.

Jimin se siente mejor que en toda la noche.

La risa de Jungkook, el estar sólo ellos dos disfrutando de la nada misma, el reír borrachos en el piso del baño; todo lo ayuda a olvidar lo malo, lo que debilitó su corazón por un momento.

Los ojos de Jungkook son más hermosos que los celestes que lo atormentaron durante horas, y logran opacar la sensación horrible que Albert dejó en su cuerpo. Sus caricias convierten aquel tacto áspero y repugnante que aún fantasmea en su cintura en algo más lindo, en sensaciones más relajantes.

"Jungkookie..," murmura arrastrando sus palabras mientras resopla cansado y deja caer su mano sobre el pecho del menor. "Estoy muy borracho."

"Me doy cuenta," Jungkook ríe nuevamente. "No quiero ni saber cuánto bebiste, ni qué."

"Mucho, mucho tequila. Pero estoy celebrando, ¡ganaste!" Jimin alza sus brazos al aire entusiasmado. "¡Hay que celebrar!"

"Conmigo tenías que celebrar," el castaño entrecierra los ojos y coloca un triste puchero en sus labios. "Te fuiste con la competencia y me dejaste solo."

"¡Mentiras!" el mayor lo acusa con su dedo índice, aunque pronto riendo porque sabe que aquello es verdad; y ahora se siente mal.

"Te busqué en la pista pensando que volverías pero no lo hiciste," Jungkook finge la tristeza más dolorosa de su vida y lleva una mano a la altura de su pectoral izquierdo. "Me rompiste el corazón, Park, eres malo. Creí que era tu piloto favorito, pero te fuiste con Klausse y sus amigos. ¿Ya no soy tu número uno?"

MY F1 DRIVER [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora