PERSIGUIENDO SU RASTRO

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Jeffre y Madeleine iban en el ascensor del hotel hacía el piso donde estaba la habitación en la que se alojaban.
―por fin llegamos ―decía Jeffrey mientras abría la puerta―, sigue mi bella Madeleine ―añadió a la vez que alzaba del suelo la bolsa de compras
Madeleine recibía en todo momentos cumplidos y halagos por parte de Jeffrey, le sorprendía la forma en que la trataba, pero se mantenía atenta porque pensaba que en cualquier momento las cosas podrían ser distintas.
Indudablemente Jeffrey sentía un gran sentimiento en su corazón, algo que era nuevo para él y no quería que eso terminara por nada del mundo. Se sentía a gusto con lo que le estaba pasando y estaba dispuesto a arriesgar lo que fuese para permanecer junto a Madeleine.
Jeffrey había comprado una ropa poca llamativa para él y Madeleine, aunque también le compró unos vestidos que eran los más elegantes y caros de la tienda.
― ¿qué vestido quieres ponerte primero? De cualquier modo, te veras igual de sensual y atractiva
Madeleine estaba frente al espejo quitándose la peluca.
―puede ser el rojo ―contestó Madeleine volteándose hacía Jeffrey
el vestido le quedaba ajustado a su figura, le delineaba su cintura y sus caderas, Jeffrey, observaba todo su cuerpo con deleite, apreciaba la concavidad de la sensual línea que se dibujaba en el centro de su espalda.

Después de que la policía diera como desaparecida a Madeleine, las autoridades de búsqueda e investigación organizaron un operativo para determinar su paradero. Empezaron a indagar a todas las personas que tenían relación con ella y a investigar dentro y fuera del territorio de su vivienda.
Thomas se había hospedado en un hotel ya que su casa estaba bajo investigación. En los siguientes días se encargó de difundir junto con los amigos y el personal de trabajo de Madeleine, anuncios con su foto en las calles de la ciudad y en los lugares cercanos a su residencia, también había anunciado su desaparición en las plataformas sociales.
Además de eso fue a preguntar a las personas que vivían dentro de la misma comunidad de viviendas, también a los establecimientos y lugares aledaños del territorio.
A medida que pasaban los días su indignación se hacía mucho más grande, no podía conciliar el sueño por pensar a cada instante dónde podía estar Madeleine, si estaba bien, o estaba mal, se preguntaba miles de cosas y eso hacía que su paciencia se agotara.
El investigador fidel que era el encargado del caso ya había interrogado a algunos de los amigos de Madeleine y trabajadores del almacén. Todos le afirmaron que la habían visto bien los días siguientes en que Thomas volvió a la marina, pero se enteró de que Madeleine había quedado de verse con Jenny en el almacén y no fue porque le dijo a Jenny que el carro se había varado. Cuando revisó las cámaras a detalle del conjunto con su equipo de trabajo se dio cuenta que la fecha en que Madeleine había hablado por celular con Jenny para decirle el inconveniente del carro coincide con los días en que había dejado de salir de su residencia. Esto llevó a pensar al investigador a que posiblemente alguien estuviera sometiéndola a ir en contra de su voluntad.
Thomas se reunió con Fidel en las oficinas de investigación.
―estamos haciendo lo más pertinente para identificar alguna pista o evidencia que sea relevante en la búsqueda ―Fidel hizo una pausa y continuó― cuéntame ¿cómo era la relación con tu esposa?
―Madeleine y yo llevamos una buena relación, a pesar de que casi no mantenemos juntos nuestro vinculo es muy afectivo, los dos nos sentimos muy bien como pareja
―cuando viniste a visitar a tu esposa ¿Cómo la notaste emocionalmente? En algún momento quizás ¿percibiste algo extraño?
―Madeleine estaba muy normal ―dijo Thomas― e n todo el tiempo que estuvimos no observé nada raro que me hiciera pensar que estuviera mal
―como sabes, existe la posibilidad de que alguien esté detrás de todo esto a pesar de que en las cámaras se le ve salir sola, pudo haber sido obligada por alguien a conducir ―fidel hizo una pausa y continuó―. Pudimos Hallar algunas huellas dactilares en la cocina, serán analizadas por los expertos en el laboratorio y van a compararlas para precisar si se trata de alguien distinto a Madeleine
―supongo que esos resultados pueden demorar mucho ― decía Thomas mientras se acomodaba en su asiento y cruzaba los brazos
―así es, es un proceso muy riguroso así que no sabemos cuánto tiempo tarden en obtener respuestas, sin embargo ―decía Fidel mientras frotaba la mano sobre su cabello― también empezamos a revisar las cámaras de la ciudad desde la fecha en que tu esposa salió de la residencia, de esta manera podemos identificar si el vehículo de Madeleine se encuentra aquí o salió de la ciudad. Además de eso intentaremos rastrear la ubicación de las llamadas en las que Madeleine tuvo comunicación.
Thomas salió de las oficinas con la esperanza de que las autoridades encontraran alguna pista que condujera a Madeleine, aunque no dejaba de sentir tristeza y rabia en su interior. Llegó a la habitación donde se hospedaba, colgó su chaqueta en el perchero y después se acostó sobre la cama.
Tenía la mirada perdida en el techo. Conocía perfectamente a Madeleine, sabía que no se desaparecería de un momento a otro, recordaba con vigor los días en que la había visitado y la extrañaba profundamente. Llevó su mano a un costado de su cadera donde colgaba la funda de la pistola, luego la sacó y la dejó sobre su pecho, sujetándola con mucha fuerza y enfado.
Era un poco más de las 8 de la mañana, Madeleine estaba en la ducha, deslizaba el jabón sobre sus brazos, pensaba a Thomas y echaba de menos su compañía. Al otro extremo de distancia, Thomas, también estaba bañándose, recordando la bella sonrisa del rostro de su esposa. Ambos extrañaban sentir sus cuerpos, les hacía falta sus caricias y sus besos, deseaban infinitamente estar juntos.
Jeffrey veía bañarse a Madeleine y ella por su parte tenía que aguantar su incomoda presencia de estar observándola.
Al medio día Jeffrey y Madeleine solicitaron el servicio de comida a la habitación como era costumbre. Jeffrey tenía planeado abandonar el auto en las profundidades del bosque, pensaba que ya no era conveniente tenerlo y era el momento de deshacerse de él.
El día ya casi estaba por oscurecerse Jeffrey y Madeleine, se colocaron los elementos con los que ocultaban su verdadera apariencia física y se disponían a salir.
― ¿qué te ocurre? ―le preguntó Madeleine a Jeffrey al verlo suspenso, pálido y con la mirada inconexa
Jeffrey por su parte no respondió, ni mencionó palabra alguna
― ¿te sientes bien? ―Madeleine lo miraba con suspicacia― ¿por qué no me contestas?
―creo que vienen por nosotros ― decía Jeffrey mientras miraba por la ventana hacía la calle.
Toda su menté se nubló en pensamientos de angustia y temor
―haz silencio ―dijo en voz baja y luego acercó su oído a la puerta e intentaba escuchar algo, pero no oía nada
Los siguientes minutos Jeffrey estuvo intranquilo caminaba de un lado a otro. La presencia de delirio le jugaba una mala pasada, quería quitarse aquel peso de encima y salir sin ningún impedimento, pero era incapaz.
― ¿por qué dices que vienen? ―dijo Madeleine sin comprenderlo
― ¡están ahí afuera! ¡no podemos salir! ― decía Jeffrey desesperado― pueden estar esperando a que salgamos, pero eso no va a pasar no van a separarme de ti
― ¿Cómo puedes afirmar eso? ―decía Madeleine con sospecha― ¿viste a la policía afuera? ―añadió y luego intentó acercarse a la ventana, pero Jeffrey le impidió el paso
― ¿Qué te ocurre? ―le decía Jeffrey ―no puedes acercarte, nos van a descubrir
Jeffrey decidió sellarle la boca a Madeleine. Estaba tan invadido del miedo y empecinado en que iban a atraparlo que por más que quisiera no podía sacarse esa idea de su mente, se ponía cada vez más exaltado y nervioso.
Thomas acababa de almorzar, salía del restaurante y recibió una llamada del investigador Fidel.
― hola ¿Cómo has estado? ―hablaba Fidel al otro lado de la línea
Jeffrey lo saluda y le pregunta el motivo al qué se debía la llamada
― Hemos analizado las cámaras inteligentes de manera meticulosa y pudimos reconocer que es un hombre el que maneja el auto de Madeleine, pudimos darnos cuenta de que salió de la ciudad
― ¿saben de quien se trata? ―dijo Thomas con algo de ligereza
―es un fugitivo criminal, el sujeto es muy peligroso y ya hace más de un mes que se escapó de la cárcel. Estamos adelantando un operativo para seguirle la pista a los lugares donde pueda estar ―fidel hizo una pausa y añadió― Si tiene a Madeleine secuestrada lo vamos a comprobar lo más pronto posible
Jeffrey había decidido abandonar el auto después de encontrarse en calma y sin el tormento de sus pensamientos recurrentes. Salía del bosque con Madeleine y caminaron por varias horas hasta llegar a un pueblo donde se alojaron y permanecieron los siguientes días.
― ¿hasta dónde piensas llegar con todo esto? ―decía Madeleine mientras se colocaba uno de los vestidos que Jeffrey le había comprado
―tienes que entender que ahora eres parte de mi vida ―hablaba Jeffrey mientras se acercaba a Madeleine― debo protegerte y cuidarte, no permitiré que nos pase nada
Thomas tras enterarse de la noticia viajó de inmediato hacía el lugar a donde el investigador le indicó que habían visto dirigirse el auto.
Después de varias horas de trayecto, Thomas, llegó a un pueblo y empezó a preguntar sobre Madeleine y Jeffrey. Fidel le había facilitado imágenes del criminal y las enseñaba en cada sitio que se le ocurría junto con las fotos de Madeleine. 

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