Madeleine se encontraba en el aeropuerto, sentada en unas bancas esperando ansiosa la llegada de su esposo. Movía los pies, inquietante por verlo y miraba hacia todos lados pensando en que no la fuera a sorprender. Se levantó del asiento para detallar el rostro de la oleada de gente que se aproximaba y entonces fue cuando apareció Thomas con su estilo peculiar; el motilado bien delineado, una mirada profunda y una gran sonrisa en el rostro. De inmediato se abrazaron dejándose llevar por la emoción mutua que los congeló por un momento. Un momento de loca pasión y gran sentimiento de amor. Se besaron con mucha pasión; tanto así que el beso los llevo a sumirse deliberadamente en el recuerdo de sus cuerpos, sintiendo atracción infinita. A medida que separaban sus labios, fueron dejando de sentir lentamente, aquella energía extraordinaria.
—¡Esa semana fue eterna! —decía Madeleine, mientras conducía el auto que finalmente logró convencer a Thomas que fuera ella quien manejara hasta la casa porque él debía estar un poco extenuado.
—para mí también lo fue cariño... Tenía muchas ganas de estar al lado tuyo. Te extrañaba un montón —le dio Thomas un beso en el cuello, mientras ella lo volteó a ver con ternura.
El resto del trayecto hacia la casa en las montañas orientales de Bogotá; Madeleine conducía muy atenta mientras escuchaba a Brandon hablar del agravio que había acontecido hacía pocos días en la marina, le expreso casi con tono de llanto el gran dolor y lo apesadumbrado que estaba por dentro por la muerte de sus compañeros, le contó que mantenía buena amistad con ellos; también le contó que él, fue el encargado de escoger a algunos infantes de marina para dirigir una conmemoración honorífica de sus colegas fallecidos y que después de sus días de permiso estaría de vuelta en la marina para encargarse de su labor.
Después de cierto tiempo se hallaban en la casa. La puerta del garaje se cerraba, las luces del porche se apagaron y Thomas comenzó a besar y acariciar lentamente el rostro de Madeleine hasta bajar su ligera blusa, entonces aquel deseo ardiente comenzó a brotar de la manera más intensa y apasionante entre ambos.
Jeffrey Méndez había caminado un poco más de veinte calles después de salir del callejón. Se encontró frente a un depósito de chatarra donde podía esconderse entonces se adentró por medio de unos alambres de púas. Estuvo camuflado entre matorrales que hacían parte del depósito, pero a la lejanía de toda la chatarra y otros materiales obsoletos. Fue allí donde amaneció; permaneció siempre despierto, sabia con toda seguridad y certeza que esa madrugada lo estarían buscando hasta en lo más recóndito del planeta, pero al ponerse el sol huiría. Aunque sin tanta confianza de no ser capturado, así que se cambió la camiseta escondiéndola entre la hierba y remplazándola por una camisa que trajo consigo de la cárcel.
Salió por las mismas púas y ya empezaba a ver a varios individuos de a pie, pronto aceleró su marcha hacia el lugar del refugio como él le llamaba. Aquel sitio se encontraba en el centro de la ciudad, allí era donde planearía su próximo movimiento, donde organizaría sus ideas porque cierto es que las tenía, pero muy disparatadas; pensaba en un sinfín de cosas mientras caminaba, de nuevo percibió una fuerte ausencia de delirio, sintió que su cabeza daba mil vueltas por minuto, dándole lugar a ásperas alucinaciones que lo invadieron y que aquel estado psicótico se terminó cuando sintió agua fría en su rostro. Estaba al frente de una cafetería tendido en el suelo, lo que primero vio fue a una señora con un recipiente vacío en sus manos y después se dio cuenta que estaba rodeado por unas cuantas personas; Jeffrey permaneció en el sitio mientras asimilaba la situación aún tenía el cerebro un poco distorsionado escuchando en la lejanía voces que le decían:
— ¿se encuentra bien señor? ¿puede hablarnos? Jeffrey hizo acopio de fuerzas para recuperar el aliento, un señor lo tomó por los hombros para ayudarlo a levantar, pero Jeffrey lo esquivo gritándole:
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OBSESIÓN
Mystery / ThrillerUn fugitivo criminal y psicopata pasa por una serie de paradigmas y controversias tras conocer a una mujer. Descubre sentimientos que jamas había experimentado y esto lo lleva a realizar un juicio sobre su conciencia.