Capitulo 1

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Verónica entró a la habitación con una sonrisa y una crema en la manos, camino con pasos torpes y tímidos hasta quedar a un costado de la cama, dejó con cuidado la crema en uno de los bordes de la cama para luego voltear a verme. Soltó un largo suspiro dándome a entender que ha no ha dormido por un buen tiempo.

--La doctora Claudia ha dicho que debemos ponerte esta crema para ayudar a tu procedimiento de recuperación.-- Habló por fin señalando la crema que estaba a un costado de la cama-- También dijo que si seguías el tratamiento dentro de poco podrías retomar tus estudios. 

--¡¿Y dejar que me vean así?!. No, gracias.-- Dije un poco exaltada por la sugerencia que dijo.-- Tu mejor que nadie sabes que es lo que me espera allá afuera, solo voy a ser el centro de burla de todas las personas que me vean. 

--Sabes que siempre voy a estar contigo pase lo que pase.-- Dijo en un tono suave tratando de calmarme.-- Tal vez no sea tan mala la idea de salir del hospital.--Dijo poniendo una de sus manos en mi antebrazo para acariciarlo con su pulgar, recorriendo los injertos de piel que me colocaron tras perder mi piel. 

--Pero no quiero salir de aquí, me siento segura estando aquí encerrada. --Dije un poco más tranquila.

Soltó nuevamente un suspiro dándose por vencida, tomo aquella crema entre sus manos para abrirla.-- Sabes que  no puedo hacerte cambiar de opinión.-- Abrió la crema y metió dos dedos llenándolos de aquella sustancia.-- Dame tu brazo.-- Con un poco de dificultad se lo extendí para que me pusiera esa crema. 

Estira mi brazo para masajearlo como si de masa de pan de tratase, ejerce presión con los dedos y extiende la crema, aplica un poco de fuerza ya que mientras mas fuerte masajeé mejor será para la cicatrización. 

Una vez que masajeó la crema por mi brazo izquierdo recorre la cama hasta quedar a mi lado derecho, mientras empieza el ritual de masajeo me pide que empiece por quitar las fajas compresoras que evitan que la piel de mi cuerpo se inflame.

Me costo un poco de trabajo ya que ella estaba sujetando mi brazo derecho, una vez que logro quitármelas las dejo sobre la silla que estaba a un costado de la cama, giro mi cabeza viendo como Verónica hace unos cuantos gestos de concentración mientras extiende la crema por mi brazo. 

Después de unos cuantos masajes mas, me ayuda a colocarme boca abajo para untar y masajear mi espalda. Las pequeñas pelusas de la almohada pican mi nariz haciendo que la arrugue. 

--Ve el lado positivo, va a ser invierno, podrás utilizar suéteres y jeans cuando salgas, así nadie podría verte.-- Dijo insistiendo nuevamente en la idea de salir del hospital.-- Además, estarás en vacaciones, por la navidad. --Dijo con un toque de melancolía en su voz, la entendía, iba a ser la primera navidad sin su hija, era obvio que estaría muy triste estas fechas. 

Mientras pensaba en su melancolía algo me hizo recordar a Vania, mi mejor amiga y la hija de Verónica. Recordé el día en que la perdí junto con mis padres, ese día donde el incendio cobro sus vidas y las de otras personas. Me sentí culpable al no poder ayudarla y al ver a su mamá triste por ella. Di un suspiro dándome a entender que había tomado una decisión.

--Creo que tienes razón.-- Dije mientras me reincorporaba para ve a Verónica.-- Tal vez no sea tan malo salir de este lugar.-- Dije dando un vistazo a la habitación en donde me encontraba, de repente sentí como el aire me faltaba, me sentí muy comprimida, más que con las fajas, me di cuenta de que Verónica me estaba abrazando, me quedé estática por unos momentos para después corresponder el abrazo. 

--Me alegra que hayas cambiado de opinión.-- Dijo esbozando una gran sonrisa la cual le devolví, solo que sin tanta alegría. 

Desde la muerte de mis padres tuve una caída emocional muy intensa, me había aislado por completo del mundo en esa habitación de hospital, ni siquiera dejaba que Verónica me visitará, solo quería estar sola, solo había pensado en mi y en mi dolor, ignoré que ella también había perdido a su hija lo cual fue muy egoísta de mi parte, me di cuenta de que ella también estaba sufriendo y aún así hacía el esfuerzo de irme a visitar. Comencé a dejar que fuera a verme, ella siempre estaba ahí para mi en mi recuperación, incluso llegó a quedarse en el hospital por mas de dos noches para asegurarse de que las fajas compresoras ni cortaran mi respiración. Ella siempre h estado tratando de animarme después de perder a su hija, creo que es lo menos que podría hacer por ella, dejar que me animara para verla feliz. 

Después de aquel repentino abrazo tomé aire para poder hablar.

--Iré a darle un vistazo a Katie.-- Dije con una sonrisa casi visible. 

Verónica asintió y me ayudó a ponerme nuevamente las fajas compresoras, acercó la silla de ruedas hasta la cama y me ayudo a sentarme en ella, empujó la silla hasta salir de la habitación llegando al pasillo, siguió empujando la silla hasta llegar a la sala de menores.

Entramos a aquella sala y nos dirigimos hasta donde los niños estaban en una quimioterapia, busque con la mirada a una niña de tez blanca y ojos miel, sonreí cuando la divise y Verónica me ayudo hasta ir con ella.

Solo quiero que creas en mi, nada más... (E. Aster Bunnymund x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora