Capitulo 2

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Verónica me dejo detrás de Katie para que pudiéramos hablar, con cuidado me acerque más a Katie dándole un pequeño susto, reí por la bajo ante su pequeño brinco, me observó por un segundo y después se abalanzó a mi para envolverme con sus pequeños brazos.

--¡Te extrañe mucho _____!-- Exclamó con mucha felicidad, con una sonrisa en mis labios correspondí su abrazo atrayéndola un poco más a mi cuerpo, palmeé unas cuantas veces su espalda para después separarme de ella.

--Yo también te extrañe pequeña.-- Dije sonriendo ampliamente. --Cuéntame, ¿Qué has hecho mientras no estuve?-- Pregunte mientras acomodaba la silla de ruedas a un lado de la pequeña mesa de juegos donde Katie estaba hace unos momentos.

--Nada interesante, solo estaba aquí coloreando con crayones, pero me aburrí. --Dijo haciendo boca de pato mientras me miraba-- También estaba leyendo un cuento que me prestaron aquí en el hospital.-- Dijo mostrándome aquel cuento que había mencionado.

--¿El origen de los Guardianes?-- Pregunté mientras sostenía el libro entre mis manos.

--Así es, es muy interesante, ¿Acaso sabias que Santa Claus, El hada de los Dientes y El conejo de Pascua son nuestros guardianes?-- Pregunto mirándome con alegría, solo deje el cuento a un lado para prestarle atención a la explicación que estaba a punto de dar. 

Ella al notarlo trajo una de las pequeñas sillas de plástico para sentarse y explicarme aquello de los guardianes. Empezó la explicación con el hombre de barba blanca y vestimentas rojas, mencionó que el era el guardián del asombro y su deber era repartir asombro a los niños de todo el mundo. Continuó con una chica que poseía plumas de colibrí al rededor de su cuerpo, dijo que ella era la guardiana de los recuerdos y su deber era almacenar los dientes de los niños, ya que ahí estaban sus memorias, continuó con un pequeño hombrecito de arenas doradas, noté como Katie se entusiasmo un poco más con la explicación de aquel guardián, dijo que el era el guardián de la alegría, su deber era repartir alegría y sueños a los niños, también mencionó que el era el creador de nuestros sueños, ahora eso explica porque soñé que era una naranja, reí un poco al recordar aquel sueño extraño, Katie siguió hablando hasta que paso a otro guardián, era un joven de tez blanca y cabellos grisáceos, mencionó que sostenía un cayado con el que podía controlar la nieve, ahora se a quien pedirle que no haga tan frío el invierno, mencionó que el era el guardián de la diversión y su deber era repartir las risas a todo el mundo.

El ultimo personaje que Katie fue un tanto peculiar para mi, mencionó a un conejo de gran estatura, portador de dos boomerangs que utilizaba como armas, repartidor de huevos para la pascua y guardián de la esperanza, cuando lo vea le preguntaré si no tiene esperanza que le sobre. 

Katie finalizó su gran clase de enseñanza con un último personaje, la expresión que ella puso mientras hablaba de él me dio a entender de que le daba miedo. Describió a un hombre, llevaba una túnica negra, mencionó que el era el responsable de las pesadillas y miedos que teníamos, si llegábamos a sentir miedo era porque el estaba ahí con nosotros. 

Sonreí de manera divertida mientras observaba a Katie abrazarse a si misma, supongo que lo el hecho de imaginarse a ese personaje. Como pude la cargue y la senté en mi regazo, no quería arruinar su inocencia pero de alguna manera tendría que conocer ya la verdad, aunque no sea directa.

--Katie cielo, ese personaje no existe, solo es alguien que crearon con el fin de asustar a los niños.-- Dije mientras acunaba su pequeño cuerpo en el mío.

--Pero si el no existe quiere decir, ¿Qué los guardianes no existen?-- Me miro con cara de corderito a punto de ser degollado.

--No quiero decir que ellos no existan pero o todas las cosas que uno lee son reales. --Dije con una pequeña sonrisa en mi rostro, me sentía tan torpe al haber abierto mi boca sobre eso, en definitiva no sabia como hablar con un niño sobre estos temas.

--Pero aquí el cuento dice que si tu crees en los guardianes los podrás ver.-- Dijo tomando el libro entre sus manos para hojearlo y mostrarme la página donde venía escrito eso.

--Bueno, entonces debes de creer en los guardines y en ese hombre no.-- Dije sintiéndome salvada por un cuento.

--Es el Coco, no debes de decirle siempre hombre.--Dijo para después soltar una risa, tal vez haya sido por la cara de tonta que puse. De verdad no sabia como seguirle el juego a una niña.

--Está bien, entonces no debes de creer en el coco, los guardianes te van a proteger.-- Dije con un poco de dificultad, me costaba trabajo el darle ese tipo de ilusiones a una niña, sabia que ellos no eran reales ya que no nos protegieron a mi a los que amo, no los ayudaron cuando el edificio colapso por las llamas, no me protegieron cuando todos esos escombros cayeron encima de mi, no estuvieron ahí para ayudarnos, dejaron que mi familia y amigos murieran y dejaron que perdiera gran parte de mi piel. Ellos no me protegieron y lo sabia, pero no podía decirle eso a una niña de nueve años, no sería justo arruinarle su infancia de ese modo.

Katie se acomodó en mis piernas mientras volvía a la página inicial del cuento, mientras ella lo leía yo yo leía en mi mente, de verdad no podía creer que engañaran a los niños de esa manera, si esta bien que quieran proteger su inocencia pero no haciéndoles creer que existen unos dichosos guardianes. 

No paso mas de media hora cuando sentí que el cuerpo de Katie se aflojaba cada vez más, baje mi vista hacia ella y note que se había quedado dormida, una enfermera noto la situación y me ayudo a cargar a Katie para llevarla a su habitación correspondiente. 

Con un poco de dificultad moví aquella silla de ruedas hacia uno de los ventanales del hospital para contemplar como caía la noche lentamente. Una vez que el cielo estuviera estrellado en su totalidad me dedique la próxima hora viendo las estrellas, mientras lo hacia meditaba sobre aquel cuento que me había contado Katie. 

Si de verdad existían esos dichosos guardianes ¿Por qué no me ayudaron el día del incendio? ¿Por qué dejaron que mis padres murieran? ¿Por qué dejaron que Verónica perdiera a su única hija?. Tal vez eran preguntas que no podía contestar, tal vez era porque ellos en realidad jamás existieron y jamás van a existir. 

Solté un suspiro para después irme en silla de ruedas a mi respectiva habitación, tal vez durmiendo pueda despear mi mente. 

Entre a la ya mencionada habitación, me dirigí a la cama y como pude trate de acostarme, no quería molestar a Verónica ya que podría estar durmiendo por primera vez en un largo tiempo así que me las ingenié. 

Una vez en mi cama me acomodé para así conciliar el sueño, mire por última vez el cielo a través de mi ventana y después me quede dormida.

Solo quiero que creas en mi, nada más... (E. Aster Bunnymund x Reader)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora