Capítulo 1

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Mikoto estaba segura de que conocía muy bien a su hijo. Sabía lo que pasaba por su cabeza antes de que él mismo se diese cuenta. Conocía todo sobre su familia, y no necesitaba palabras de los demás para entender cuando alguien mentía o quería mentirle en su cara.

No era tonta. Y no quería que el futuro prometedor que tenía su hijo se fuese a la borda por una simple chica que conoció hace pocos meses. El amor no surgía de esa manera, ese amor que le quieren pintar a ella para darle su bendición en esa boda. Se negaba hacerlo. Debía de haber algo, una historia de trasfondo, miradas nerviosas y sonrojos mal disimulados.

Al día siguiente de esa extraña declaración, Mikoto despidió a su esposo e hijo por la mañana, para luego preparar una merienda y salir de su dulce hogar con una dirección en mente. Quería, no, necesita que le respondieran las preguntas que tanto le carcomía su mente.

Tenía que haber pasado algo, algo demasiado grave, como para que la actitud y los pensamientos de su hijo cambiaran de manera tan abrupta. Porque ella lo recuerda, como madre, esa noche donde las copas de vinos fueron su acompañamiento, donde su hijo por primera vez no temía a lo que de sus labios salían, y se daba la libertad de sacar todas sus frustraciones y miedos a través de las palabras.

—Mamá... ¿Cómo sé con exactitud... que alguien me gusta? —dejó escapar la pregunta con un poco de vacilación en su voz, mientras remueve su cabeza para encontrarse con la mirada tranquilizadora de su madre-. Ya sabes... ese tipo de gustar.

Mikoto sonrió para calmar los nervios de su hijo, sin embargo, en su mente trataban de contener su risa. Sasuke, su hijo, quería parecer muy casual mientras bebe de su copa, como si esa pregunta no le molestase, pero ella podía ver los movimientos inquietos que mantenía su pierna. ¡Sasuke tiene veintidós años! ¡Y NO SABÍA DIFERENCIAR ESO!

—A qué se debe la pregunta, hijo ¿Tienes alguien que te guste? —Dime que sí, dime que sí... Dime que s-

—No, no, no es eso —Mikoto tomó de su copa para disimular como rodeaba los ojos por la respuesta negativa de su hijo—. Es solo que un amigo... sí, un amigo, que no es Naruto, está sintiendo cosas raras cuando está cerca de otra persona...

—¿Cosas raras? ¿Como qué? —preguntó la mujer, viendo como Sasuke iba mencionando una corta lista de reacciones de alguien enamorado, mientras hace un ademan con la mano, como si le restara importancia a lo que decía, pero a medida que las palabras fluían con naturalidad su tono de voz iba bajando, con la mirada distante y una leve sonrisa en su rostro.

—Ya sabes, eso de los latidos del corazón aumentan, no puedes mantener contacto visual con esa persona por mucho tiempo, te imaginas escenas futuras que luego te afirmas a ti mismo que no pasaran... que su sonrisa te parece dulce, ver sus labios y.... y querer robarle un beso... sostener su cuerpo contra el tuyo y darle muchos mimos, porque... porque sabes que se merece eso... y mucho más...

Mikoto sonrió para sí misma, mientras colocaba su mano en el hombro de Sasuke, sacándolo de su ensueño, logrando que sus mejillas se colocaran levemente sonrojadas, todo contrario de sus orejas, las cuales llegaban a mantener un rojo intenso.

—Creo que tu amigo debería saber que sí le gusta esa persona, y al parecer añora su cercanía más que nada.

—Yo... yo le diré, nos vemos, má.

Y huyó de la conversación.

¡Si eso no era amor!¡¿Qué rayos era?!

La matriarca tocó varías veces el claxon para que los carros avanzaran. Quería llegar antes de que el chico se fuera, quien sabe que estará pensando en esos momentos y ciertamente quería evitar una tragedia futura.

El Idiota Es Mi Hijo (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora