Capítulo 9

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Mientras sostiene un libro, en la sala de su hogar, la matriarca Mikoto se encima en su lectura, después de los días estresantes con la familia, ya no solo con Sasuke, quien parece que en cualquier momento estallara de tanto guardarse las cosas, como ella lo ve. Incluyendo a Naruto quien se ha mantenido distantes luego de su última conversación, a los ojos de Mikoto, el chico de cabello rubio le está huyendo a quienes viven en la casa, después de todo, Sasuke no ha ido al departamento que ellos compartían, o eso puede ser, aun no hay nada que lo afirme.

Luego esta su esposo, que ahora se mantiene neutral en todas las decisiones de la casa, o mejor dicho en el plan que inicio y no ha acabado. ¡Ella no quiere ir a esa boda! ¡Se reúsa a ir! Pero, su esposo, Fugaku no parece entender eso.

Padre e hijo, ambos idiotas.

Cuando el timbre de su hogar llamó su atención. De manera tranquila caminó hacia la puerta, esperaba que el niño rubio que tanto amaba estuviera para visitarla, no obstante, la sonrisa amable que siempre sostenía casi flaquea, al notar como el cabello rosa fantasía se encontraba frente a ella.

La joven chica, sostenía un bolso de gran tamaño, por lo que ve más costoso que la ropa que Mikoto trae puesta, mientras le sonríe de una manera en la que la matriarca Uchiha le hace sentir incomoda. Y sin siquiera haberla invitado a pasar, entró a pasos apresurados, con dirección a la sala, y bajo la atenta mirada azabache de Mikoto, empezó a sacar unos extraños materiales con colores extravagantes.

—Bien, querida madre, he estado viendo algunos diseños para las decoraciones del lugar, porque ya le he dicho a Sasuke que nos casaremos en la playa que esta al sur de Konoha, es tan hermosa, aunque algo cara el alquiler, pero nada que no se pueda solucionar pagando —murmuró, aunque Mikoto logró entender sus palabras con mucha claridad, que no fue de su gusto—. ¡Entonces! No me he logrado decidir por cual elegir para los manteles o para las cortinas, por lo que vengo en su ayuda. Y si mis ojos no engañan su sentido de moda no esta tan dañado.

Mikoto quiso echarla de la casa en ese momento. ¿Quién era ella para decirle esas cosas? ¿Su supuesta nuera? Los dinosaurios se extendieron hace muchos años atrás, la mujer Uchiha se preguntaba cómo era que la joven frente a ella, aún seguía con vida.

—Buenas tardes para usted, señorita, y si me disculpa, la manera en la que usted está entrando a mi hogar no es la indicada. Es muy irrespetuoso lo que está haciendo —Mikoto negó con la cabeza, mientras se sentaba en el sillón individual, tratando de mantener la compostura, después de todo, un Uchiha jamás pierde la calma frente a alguien que no le agrada.

—Es que pronto seremos familia, por lo que no se ha de preocupar tanto. ¿Verdad?

—Es cuestión de modales —la observa unos segundos, escaneándola. Oficial, no es de mi agrado, pensó para continuar—. Joven... usted de todas las veces que mi hijo ha venido a visitarme, solo ha estado dos ocasiones y de esas ocasiones, en ningún momento me ha dejado una buena impresión.

—Es que Sasuke no me ha avisado cuando se dirige hacia aquí, porque si no, estaríamos viéndonos siempre, hasta nos podríamos convertir en amigas, además me va ayudar a elegir los colores ¿Eso no es divertido? —Mikoto contiene el suspiro y la negación en sus labios. Necesitaba calmarse. Por lo que comenzó con su punto de vista a todo lo que estaba pasando, si su hijo no recapacitaba, quizás la chica sí lo haría, quizás...

—Señorita, me han dicho que su relación comenzó hace tres meses si contamos este, y que el amor que ustedes sienten es lo más puro que puede haber —Mikoto quiso rodar los ojos, pero se contuvo. Quería saber con sinceridad que pensaba la chica de todo el embrollo que se estaban montando, se levantó de su asiento, y tomó lugar a su lado, tomando las manos de Sakura—. Pero, ¿de verdad se conocen? ¿Conoce Sasuke lo que te gusta, lo que no? ¿Lo que te incomoda? ¿Cuándo estas triste o cuando estás feliz? ¿Conoces tú lo que le gusta, sus aficiones, su manera de dormir, incluso las extrañas manías que mantiene? ¿O a lo que es alérgico?

—Yo...

—¿De verdad comprendes lo que es el matrimonio? No es algo que se decide de la noche a la mañana, no es algo que será solo momentáneo y que cuando ustedes elijan se pueden separar, esto no es un noviazgo, señorita, es algo que unes sus vidas para siempre. No es un juego. ¿Crees que de esa manera puedes ser feliz? Ya no solo se trata de mi hijo, también te incluye a ti.

—¿Lo dice porque Naruto conoce más de Sasuke que yo? —responde Sakura, observándola con seriedad. Mikoto se alegra de que sea inteligente y capte una indirecta sin mencionarla—. Ellos solo son amigos, amigos de infancia, que han compartido más que memorias juntos, que no van a transcurrir a algo más. Sé que solo son tres meses juntos, pero casados conviviremos y conoceremos mucho más del otro. Fue la mejor decisión que propuse, y Sasuke está de acuerdo.

—Señorita —se detiene unos segundos al notar como el rostro frente a ella, cambiaba poco a poco a uno muy disgustado—. Algunos inician con el pie izquierdo hacia el futuro, sin embargo, tropiezan en el recorrido, y sus vidas llenas de infelicidad son las que le dejan ver su error. Tú puedes ser una de esas almas.

Sakura se levanta de su asiento, tomando las los telas que había traído de la mesa y guardándolas en su bolso de manera descuidad, solo quedando detenida en su sitio al escuchar la neutral voz de la matriarca Uchiha, quien la observa con calma.

—Solo se enamoraron, lo hicieron y tropezaron como todos en la vida, pero se están levantando, Señorita Sakura no presione algo que no va a funcionar para usted.

—Usted no conoce el futuro, ni tampoco elige por su hijo, solo Sasuke tiene la última decisión.

Mikoto solo suspira, tomando su libro para reanudar su lectura, deseándole buena suerte a Sasuke en su mente. 

El Idiota Es Mi Hijo (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora