Capítulo 4

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Mikoto Uchiha ha visto tantas cosas pasar en su vida, y cada una de ellas han quedado grabadas en su mente, como un lindo recuerdo. Desde su matrimonio, el nacimiento de sus hijos e incluyendo la invasión de un rubio niño, el cual no solo fue el aumento de su alegría. No solo había cambiado el ambiente en la casa, sino que su esposo, Fugaku, había sido uno de los receptores de aquella energía positiva, y sonreía más seguido.

En ese tiempo, supieron que aquel pequeño solo era cuidado por su hermano mayor, y mientras este trabajaba, el pequeño permanecía con ellos. Mikoto, jamás se negó en dar su atención a otro niño, más cuando su hijo menor, parecía cuidar al pequeño rubio como si fuera un cristal y estuviese a punto de romperse.

Y mientras que los años pasaban su amistad se reforzaba, ella sentía que conocía el final que habría entre ellos, todos en la familia, sabían que pasaría, por ello no comentaban nada sobre la pareja de Sasuke, o si pronto se casaría o si había dejado de ser virgen.

Nada de esas preguntas parecían necesario, cuando veías la sonrisa y el brillo en la mirada del Uchiha menor, al estar al lado del chico rubio.

-¡Oye, Sasuke! ¿Me puedes pasar el papel higiénico?

La voz de un joven muchacho recorrió el departamento, siendo escuchada por dos personas es específicos. Sasuke cubre su rostro debido a la vergüenza, yendo a buscar dicho objeto, mientras maldecía por lo bajo. Mikoto solo rió por la situación.

No era la primera ni la última vez que ella iba a visitar al par de jóvenes al departamento que compartían, comúnmente lo hacía para asegurarse de que no hubieran muerto en las discusiones que ambos mantenían, siempre terminaban en la posición más inapropiada, pero ninguno se quejaba.

Ella en esos momentos solo apreciaba el color rojo crecer en sus rostros, luego sus tartamudos, como desviaban la mirada y trataban de no mirarse ellos o no mirarla, luego Naruto correría hacía su habitación sin dejar excusas, mientras que su hijo solo la observaría en silencio, esperando que ella comentara, pero Mikoto no era mala, siempre decía cualquiera cosa sin mencionar el tema, y reía en su mente al ver el alivio en la mirada azabache de su hijo.

Era tan fácil de leer para ella.

-¡Sasuke! ¿Dónde dejaste la toalla? -escuchó la animada voz de Naruto, mientras revolvía el contenido de la olla en la que cocinaba.

-Está en el armario de la derecha.

-Mentira, aquí no hay nada ¿Lo estás haciendo otra vez? Me niego a salir desnudo de este lugar.

-¡Naruto!

-¿Qué? Si es la verdad, quien fue el responsable de- Mm.... mmh ¡mmhh!!

Por los pasos que escuchó corriendo de manera apresurada, una puerta siendo abierta y luego la interrupción en la voz de su futuro (casi) yerno, sabía que fue su hijo el causante de eso, debido a la vergüenza que aquello le provocaba, pero era peor saber que Naruto estaba desnudo y que él había entrado.

Mikoto, buscó entre los gabinetes de la cocina la vajilla para ordenar la mesa, mientras esperaba la llegada de sus hijos, los cuales no demoraron en llegar y la ayudaron lo que faltaba, ninguno mencionó lo ocurrido en los minutos anteriores, solo se dedicaron a comer en silencio o algunas respuestas que daban a las preguntas que le hacía Mikoto a ellos, pero de allí no más.

Ella conocía a esos dos jóvenes, y mientras daba un bocado los analizó; ambos se hallaban sonrojados, Naruto temblaba ligeramente, Sasuke mantenía una buena postura, su sonrojo se mantenía en el área de sus orejas, casi ocultándose por su largo cabello, apretaba los palillos entre sus dedos, que, si no fueran porque fuesen de acero inoxidable, estuviesen rotos en sus manos.

Pudo entender la situación.

Naruto tenía buen cuerpo, ligera masa muscular, hombros pequeños, pecho plano, además de tener esa piel de café claro (como ella le decía) llamativa, y solo es dos centímetros más bajo que su hijo; esos ojos de azul brilloso que siempre emanaban energía positiva. Energía que calaba en la vida de su hijo.

Sasuke siempre tenía esa reacción cuando estaba al lado del chico, era como si él brillara, como si fuera otra persona. Él era distinto cuando estaba con ella y los demás de su familia, era agradable; con sus amigos le gustaba divertirse, sin embargo, con Naruto él... solo era tantas emociones.

Sus negros ojos tenían una luz y su sonrisa era ligera, y solo porque él estaba presente.

Mikoto rodó los ojos viendo como Sasuke observaba en silencio como Naruto robada algunas carnes picadas de su plato, pero no se quejaba.

Si estuviera Itachi de seguro lo golpearía.

Rió internamente al ver las actitudes de los chicos. Desde que ambos eran niños, su hijo menor, siempre mantuvo un apegó hacia Itachi, parecía un pequeño cachorro detrás de su hermano, haciendo tiernos pucheros al momento de verse ignorado. Pero, la llegada de casi-yerno, fue un boom en su familia. Ya Sasuke perseguía a Itachi con la mirada, no, desde ese momento fue cambiando.

Cuando ambos eran niños, lo asoció con una nueva amistad, que llegaba a sus vidas, Sasuke sobreprotegía al rubio menor, más de lo que lo hacía su hermano mayor. Eran tiernas sonrisas, que desarmaban hasta a su esposo.

-¿Madre? -escuchó fuera de los recuerdos, era la voz de Sasuke, cuando lo vio, parecía que él quisiese saber lo que ocurría en su mente. Pero, ella solo asintió como respuesta, indicando que tenía su atención.

Claro, ya no estaba esa interacción, las sillas que antes parecían mantenerlos unidos por la cadera, ahora desapareció. El rubio se encontraba a su lado, más callado que lo permitía su actitud hiperactiva. Y ella odiaba eso, así que se prometió convencerlo de cuál era su verdad felicidad.

El Idiota Es Mi Hijo (Sasunaru)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora