Era sábado por la mañana y yo buscaba de todo para matar el tiempo libre sin Hwanwoong; así que le acepté el café a Yonghoon, supuse que era un buen pretexto para burlar las horas.
Yonghoon me llevó a un café cerca del departamento en donde me acordé inmediatamente del día que pasé con Geonhak, sin embargo, la emoción no era la misma.
─ ¿Puedo preguntarte por qué viniste a Venecia? ─ Preguntó cuándo la chica nos estaba acomodando nuestras tazas sobre la mesa.
─ Bueno, principalmente para visitar a Hwanwoong y tomar un descanso en mi vida cotidiana. ─ Expliqué, dándole un sorbo a mi café.
El sabor a cappuccino vagó por mi boca hasta mi garganta.
─ Oh, ¿entonces vives con tus padres? ─ Inquirió.
─ No. ─ Dije, y salió mucho más seco de lo que esperaba. ─ Mis padres murieron en un accidente.
─ Oh, perdóname, no debí preguntar. ─ Su bello rostro de ángel se tornó comprensivo.
─ No, no te preocupes. ─ Musité.
─ ¿Sabes? Mis padres también murieron. ─ Comenzó a jugar con la taza mientras su mirada se fue profundizando en el líquido oscuro que contenía.
Esperé hasta que él decidiera continuar, pendiente de la siguiente palabra que dijera.
─ En realidad sólo mi madre murió cuando me dio a luz. Mi padre, bueno, el hombre que embarazó a mi mamá; se fue. ─ Explicó, su voz tomó un tono agrio.
─ Oh. ─ No sabía qué más decir, pero lo entendía muy bien.
Al menos ambos teníamos algo en común ahora. No teníamos padres.
─ ¿Desde entonces has vivido con tu tía? ─ Pregunté.
─ Sí. Ella me ha cuidado bastante bien, ha hecho un excelente trabajo por veinte años y no podría estarle más agradecido.
─ Qué linda, es una buena tía. ─ Dije. Y recordé cuando dije, o más bien pensé que era toda una vieja amargada.
Él sonrió y me recordó a la sonrisa de Geonhak. Si tuviera que comparar, sería bastante difícil darle el puesto número uno a alguien. Pero había una voz en mi cabeza que susurró fugaz el nombre de Geonhak.
La tarde con Yonghoon fue excelente, su forma de ser tan natural fue lo que resulté admirando, además de su bello rostro delicado, por supuesto. Cuando me di cuenta de la hora, fue cuando llegamos al departamento de nuevo. Eran las siete pasadas con quince minutos.
─ La pasé muy bien, Yonghoon, muchísimas gracias. ─ Dije, apenas puse un pie fuera del ascensor, cuando me di cuenta entonces de que la puerta del departamento de Hwanwoong era adornada por Geonhak. Que mantuvo su mirada sobre nosotros y sus brazos cruzados con indiferencia; siempre tan elegante.
Me sorprendí de ver allí al dueño de la mayor parte de mis sentimientos. Aunque enseguida me retracté de esa idea; Geonhak no tenía por qué convertirse en el dueño de mi materia gris.
─ Cuando quieras repetirlo, estoy más que dispuesto. ─ Me dijo, con esa sonrisa bonita sobre su rostro.
Dirigió la mirada luego a Geonhak y con un movimiento de cabeza lo saludó. Éste respondió de la misma manera.
─ Hasta pronto. ─ Yonghoon se acercó y me besó la mejilla.
Pude sentir el cálido y suave contacto de sus labios contra ella, pero mi cabeza seguía funcionando tan perfectamente como antes.
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Manual de lo prohibido [LeeOn]
Romance"¿Alguna vez has deseado algo prohibido? cómo si esa cosa estuviera en la lista de "no lo toques, no codicies" pero que cada momento te incita más y más a... tenerlo" autor/a original: @JalyHg Adaptacion LeeOn