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Chuuya despierta esa mañana del sábado, baja aun en pijama y se encuentra a su padre, Riumbaud, preparando el desayuno.

Se sienta en la isla de la cocina.

—Buenos días Chuuya—

—Buenos días— Chuuya da pequeños golpes con sus dedos en la superficie de granito. —Papá, saldré a medio día— Desde que tiene 16 ya se omite el "¿Puedo…?", aunque a final de cuentas si sus padres no quieren que salga de casa entonces Chuuya tendrá que luchar un poco para lograrlo.

Chuuya maldice los subespacios de su padre.

—¿Puedo saber con quién?— Dice el mafioso centrado en que la comida no se queme.

—Con unos amigos— el adulto se gira para ver a su hijo, apoya uno de sus brazos en la isla para inclinarse y ver a su hijo a los ojos

—¿Me estás mintiendo?— Riumbaud lo mira, odia a su padre cuando lo mira así porque se siente expuesto, es como si viera sus pecados.

—No, no lo hago— Técnicamente es una media verdad, va a salir con Dazai y probablemente el tipo pelirrojo, Oda, este ahí para evitar que mate a Dazai; el castaño y Chuuya no son precisamente amigos, pero es una licencia poética porque la relación es algo complicada ahora.

—¿Puedo saber quiénes son estos amigos?— Riumbaud indaga —Espero no sean los chicos de esa pandilla ¿Ovejas? No me agradan mucho, la chica está bien, creo, pero Shirase sigue vetado de aquí—

—No son ellos, no los conoces papá— Chuuya se cruza de brazos —Y deja a las ovejas en paz, son buenos chicos—

—Entonces, supongo que está bien, solo ten cuidado y regresa antes de las 11— Riumbaud sonríe.

—Si papá, gracias— Chuuya desayuna, lava los platos y sube a su habitación a bañarse y vestirse.

No es que quiera salir con Dazai, solo que perdió una apuesta y él es un hombre de palabra.

Cuando son 10 para las 12, Chuuya toma sus cosas y sale de su habitación.

A esas horas sus padres deben estar en el trabajo, así que solo se sienta en el sofá a esperar.

Dazai dijo que pasaría por él a medio día, así que no le queda más que esperar.

Revisa su teléfono por unos minutos, luego un pequeño destello de ansiedad lo vence y va al baño para revisar que todo esté en su lugar en el espejo.

A decir verdad es un poco inseguro, hace todo lo posible por verse bien cuando sale, es pelirrojo y bueno la sociedad Japonesa es un poco una mierda con él a veces, generalmente está bien, los jóvenes en la escuela son buenos, son más los adultos.

Además, irremediablemente está algo nervioso, la última vez fue a golpearlo, pero las flores lo tomaron con la guardia baja y se distrajo; ahora sabe desde un inicio que es una cita.

Arroz con leche me quiero casar con un manipulador de la gravedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora