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Chuuya y Dazai caminan tranquilamente por las calles de Yokohama.


Dazai le dijo que caminarían hoy y para Chuuya no había problema. El castaño aún le ocultaba que harían hoy, lo cual ponía un poco de nervios a Chuuya ¿Y si lo encerraba en su sótano? Niega, Dazai dijo que no lo intentaría hasta la tercera cita.


—… Y entonces Odasaku y yo tuvimos que golpear ese montón de payasos— relata Dazai mientras ambos caminan.


—Ese debió ser un cumpleaños memorable—


—Si, desde entonces Sakura le tiene miedo a los payasos—


—No la culpo, son perturbadores, una vez me secuestró un tipo vestido de payaso en la fiesta del hijo de un amigo de mis padres—


—¿Realmente? ¿Qué paso luego?— Pregunta Dazai, roza con cierto temor los nudillos de Chuuya con los suyos en un torpe intento de tomar su mano.


—Mis papás me estuvieron buscando por dos semanas—


—¿Te tuvo cautivo dos semanas? Eso debió ser traumático para ti—


Chuuya se ríe y Dazai decide solo sujetar la manga de su abrigo.


—No, lo mate antes de final del día, por accidente, pero lo mate—


—¿Y el resto del tiempo?—


—Intente volver a casa, pero me perdí y me encontraron unos chicos, Shirase y Yuan, y me ayudaron a llegar a casa, pero fue difícil porque no sabía donde vivía, así que viví con ellos ese tiempo—


Ahora es turno de Dazai de reír.


—¿Te perdiste?—


—¡Tenía 9 años!— Se queja —Y además no conocía mucho más que la casa donde vivíamos y el edificio de la mafia—


—¿Alguna vez estuviste en Francia?—


—No, nunca he salido de Japón, aunque me encantaría visitar ¿Y tú?—


—Fui a Europa hace unos meses—


—Llévame a Francia— Pide Chuuya —Mis padres jamás lo harán, aunque papá siempre diga que me meterá a un internado francés—


—Tus padres me quieren muerto por querer salir contigo, no sé que me harían si te saco del país—


—Seguramente te matarían— Chuuya sonríe —Pero no te preocupes, yo puedo protegerte—


—¿Protegerme? ¿Volvemos a mi plan original de reclutarte como mi guardaespaldas?—


—Depende ¿Cuánto pagas?— Dice Chuuya y de alguna forma está revisando la cartera de Dazai, el castaño lo mira con sorpresa.


—Podemos discutirlo otro día— Dazai toma su billetera —No sabía que fueras un ladrón—


—No lo soy, Shirase me enseño—


—¿Algún día conoceré a este tal Shirase?—


—Si me llevas a Francia si—


—Si te vuelves mi guardaespaldas, podría llevarte a Francia y a dónde sea que quieras—


—Suena bien, pero ¿Y la escuela?—


—Sé mi guardaespaldas durante tus vacaciones y luego decide si quieres el puesto permanente, no tengo problemas con que vayas a la universidad—


Arroz con leche me quiero casar con un manipulador de la gravedadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora