De alguna forma Dazai está en la habitación de Chuuya.
El pelirrojo deja la puerta abierta y luego se sienta en la silla del escritorio de madera.
—Bien, lamentó lo que ocurrió en el auto— Dice Chuuya con una actitud ligeramente culpable.
—No fue para tanto, solo conseguiste que por primera vez temiera por mi vida— Dazai tiembla de recordar.
Chuuya no sabe si reír o llorar mientras ve a Dazai tirarse bocabajo en la cama del pelirrojo.
—Sabes, pienso que es un buen momento para decirte que tengo una habilidad—
—Lo pensé en el camino, pero saber eso hubiera sido muy útil cuando me encerraste en el restaurante—
—Es que en realidad no debería de decírtelo—
—También asumí eso— Dazai lo mira —Realmente me asustaste—
—Perdón— Chuuya se levanta y se sienta nuevamente, pero esta vez en un espacio libre de la cama —Pero no tengas miedo, incluso sin mi habilidad soy un buen artista marcial—
Dazai extiende su mano sin decir nada y Chuuya pone los ojos en blanco, pero aun así sujeta la mano del castaño.
Pasan un tiempo en silencio, Dazai ocultando el rostro en la almohada de Chuuya y el más bajo revisando algunos mensajes de su teléfono mientras que los dedos de ambos estaban entrelazados.
—Te juro casi me da un paro—
Chuuya suspira y se mueve para quedar acostado a un lado de Dazai.
—¿Cómo quieres que te cuide así?—
—Cambie de opinión, es mejor que te quedes en casa—
—¿Y mi viaje a Europa?— Es medio broma medio real, realmente quiere visitar Europa, sus padres le han contado muchas cosas del continente, a Dazai le gustan los museos, podrían ir a varios, a Chuuya le gustaría escucharlo hablar sobre eso.
Dazai se da medía vuelta para ver a Chuuya cara a cara.
—Te llevaré en nuestra sexta cita— La mano libre de Dazai se apoya en la mejilla de Chuuya.
El pulgar del castaño acaricia el pómulo mientras observa a Chuuya entre adoración y preocupación.
Cuando apareció en casa de Chuuya hace unas semanas lo tenía bastante idealizado, ahora que ha convivido con él no puede evitar pensar que le gusta aún más ahora que ha visto que Chuuya es un pequeño gremlin que tiene las agallas de amenazarlo de muerte en la misma mafia.
Chuuya es ajeno a los pensamientos de Dazai, está muy ocupado analizando fuertemente la situación: uno cerca del otro, tomados de la mano, el chico que lo acompaña acunando su mejilla y luego de tener una cita, que si quitas los disparos, bastante buena.
Chuuya simplemente lee el ambiente cuándo corta la distancia restante y lo besa, un beso corto y dulce, apropiado para ser el primero que comparten.
Cuándo Chuuya se aleja Dazai parece completamente pasmado y avergonzado; el rostro pálido del más alto ahora era rojo como una manzana y sus ojos parecían se saldrían de la sorpresa.
Chuuya entonces se preocupa.
—¿Leí mal el ambiente?— Pregunta con cierta culpa.
—¡No! No, yo en realidad cada que te veo quiero besarte, solo me sorprendió—
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Arroz con leche me quiero casar con un manipulador de la gravedad
Fiksi PenggemarNakahara Chuuya 18 años, hijo adoptivo de Paul Verlaine y Arthur Riumbaud, esa noche de sábado donde lo único que quería era terminar su informe sobre la epoca feudal un tipo de aspecto turbio irrumpe en su casa, le muestra un anillo de compromiso y...