NUEVE

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Fiordo

MinGi intentó sonreír, por primera vez en días lo había visto nervioso, era una nueva faceta que había decidido mostrar ante mi, pero aun así, no bajaba su mirada de la mía y en cambio, luego de algunos minutos de silencio, pasó de sentarse en el banco a mi cama, empujándome un poco hacia un costado para finalmente acurrucarse a mi lado. Lo abracé en cuanto él me abrazó y juro que sentí mi incertidumbre irse volando por la ventana para ser suplantada por claridad y luz. En silencio nos acariciamos, sentí sus manos subiendo por mi cuello hasta mi mejilla y luego lo sentí removerse hasta llegar cerca de mi cara.

— Quisiera ser capaz de ayudarte— me dijo mientras miraba mis labios con atención.

— ¿Cómo podrías?—le pregunté y él alzó la mirada—¿Cómo podrías ayudarme cuando todo lo que siento está dentro de mi cabeza?

— ¿Por qué te atormentas con esto?

— Porque no entiendo qué pasa...

Él solo cerró sus ojos un momento y separó sus labios dejando libre un suspiro, del cual bebí como si fuera una poción mágica y luego de eso, sin preguntar o tan siquiera pensar en que mis acciones habían dejado de tener coherencia hace tiempo, lo besé. Él tardó un poco en encontrar el ritmo desesperado de mi labios, pero se acopló bastante bien luego.
Me puse realmente inquieto, estaba tan estresado que necesitaba pasar un momento así, incluso si MinGi me llenaba de dudas, incluso mientras sentía que me ocultaba cosas, que ocultaba mi más grande desvelo en los rincones mas oscuro de su corazón, incluso con todo eso, necesitaba este momento con él. Él correspondió a cada indirecta que mis manos le propusieron cuando me metí bajo su ropa, dejé sus labios para delinear su mentón, mordisqueando y lamiendo con cierto calor ajeno a la estación que nos abrazaba.

MinGi se dejaba acariciar y besar, se mostraba complacido cerrando sus ojos y separando sus labios, le extensión de su cuello hacia atrás me provocaba a buscar más piel. Podía sentir sus latidos en mis labios cada vez que le besaba, y conforme iba bajando hacia sus clavículas podía sentir mi propio corazón desbordado de necesidades. Comencé a quitarle cada capa de ropa abrigada que traía, solo para encontrarme con un cuerpo delgado que se contraía conforme mis ojos le escaneaban. Miré su rostro, estaba rojo, creo que me decía muchas cosas, pero solo fui capaz de entender una.

Comencé entonces desvestirme, tras cada abrigo que dejaba atrás, más cerca estaba de morir quemado por el calor que sentía. La ventana de mi cuarto se empañó por el calor de nuestros cuerpos, MinGi terminó tomando mi lugar en la cama, me metí entre sus piernas y me dejé caer sobre él. Su manos arañaron mi espalda y sus suspiros me ensordecieron.
Besaba su hombro desnudo apreciando de cerca su piel dorada y tersa. Acomodé mis brazos a los lados de su cabeza y me detuve a mirarlo. Seguía sintiendo que me decía cosas, cosas que no podía o no quería entender en ese momento. Volvimos a besarnos con tanta pasión, sentí sus labios en mi cuello y sus piernas aferrase a mi cintura como un lazo, sus manos seguían dibujando caricias sobre mi espalda a la par que de mi boca se escapaban sonoros suspiros de los cuales no me avergonzaba para nada.

Ha pasado demasiado tiempo desde la última vez que me sentí de este modo. MinGi parece ser el hombre que se ha aparecido para aliviarme en cuerpo y alma, me siento completamente rendido a él en este momento. Mi excitación supera a mi cordura y la de él me envuelve en un manto poderoso por el cual me dejo abrazar. Cuando al fin nuestros cuerpos se unen, cuando al fin me siento dentro de él y lo escucho gemir cerca de mi oído, me doy cuenta de lo mucho que necesitaba estar así con alguien. De lo solo y vacío que he estado desde que me mudé a estas frías islas.
Quisiera que esta unión perdurara en el tiempo porque ha sido lo único mágico que realmente he sentido a pesar de vivir metido en historias maravillosas.

Bajo tu piel [YunGi][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora