CATORCE

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Me pasé tirado en ese suelo por un tiempo que no fui capaz de calcular.  Aun resonaban en mi mente sus últimas palabras. No soy capaz de creerlo, no puedo creerlo, no quiero... Me senté en la cima del fiordo para observar las olas morir contra las rocas, el sonido relajante del mar me estaba dando las fuerzas para saber cómo actuar. Me consternó demasiado la situación, y aunque por dentro quería correr hacia MinGi y salvarlo de las manos de Aren, por fuera solo deseaba ser consumido por las heladas aguas.

No sé cómo me siento, creí durante mucho tiempo que estaba loco y ahora simplemente el mundo sabe que son reales, ¿acaso lo normal siempre ha sido esto? Porque me siento en calma, me siento parte de un todo, como si acabara de nacer. Quizás por esto es que no sé adónde ir o cómo actuar, tengo que aprender a vivir en esta realidad en dónde MinGi no es quién dice ser y yo no soy quién solía habitar aquí. Ólavur murió siendo un infeliz enamorado, un viejo solitario que se aferró a la vida y a su anhelo tanto como pudo. Yo moriré feliz de haber alcanzado mi verdad. ¿Acaso algo más importa? ¿Hay algo más que necesite en este bendito momento delante de toda esta inmensidad divina que la naturaleza me está regalando?

Entonces pienso que si, hay algo más que importa, y todo por lo que luché me ha sido arrebatado y lo necesito devuelta. Importa porque a pesar de que puedo venir aquí a atraer algo más, soy consciente de que mis acciones tienen consecuencias desastrosas. Estoy consciente de que durante todo este tiempo he sido amado y protegido por un ser divino que se quedó junto a mi sin necesidad de que lo obligara, estoy en deuda con él a pesar de que me haya mentido.

Corro sin miedo hacia lo desconocido, quizás hoy vaya a perder mi vida, pero me aseguraré de que MinGi o como sea que se él se llame, tenga posibilidad de ser libre y decidir cómo continuar su existencia. Estoy asustado, pero me asusta más imaginar las cosas horribles que ese hombre pueda hacerle. No he leído jamás sobre su fuerza sobrehumana, solo sé que debe ser una marioneta que cumple órdenes mundanas. Eso fue lo que me encontré, me costó mucho esquivar conocidos y a la misma policía inepta que con desesperación buscaba a Aren igual que yo, sabía muy bien dónde encontrarlo, sé muy bien qué estará  haciendo. Lo sé todo, y todos lo saben, pero todos le temen en esta maldita isla dominada por un ebrio loco mal viviente.

Todas mis lúgubres sospechas fueron confirmadas cuando entré como un loco a esa maldita casa hecha pedazos, la inmundicia rodeaba a todas las paredes agrietadas por la humedad del mar, también rodeaba a MinGi que estaba desnudo y atado con una soga de barco en el cuello. Se agachaba como un perro maltratado, tenía la espalda herida y la nariz sangrando. Lo llamé varias veces, pero él no levantó sus ojos hacia a mi, y en cambio se escondió tras un sofá color musgo muy viejo que explotaba su interior hacia afuera. Le dije que vine a salvarlo y solo me ignoró aterrado... ¿Qué fue lo que le hizo? Ese ser delante de mis ojos de apariencia humana se comportaba como un animal asustado y yo pensaba en todos los momentos que vivimos juntos, su cálida mirada de ensueño, sus manos y su compañía, de las más hermosas del mundo entero. Me siento arrepentido porque lo he orillado a esto, si no lo hubiese llamado, estaría feliz en el gélido mar, siendo libre como lo merece.

— Lo siento mucho, MinGi... — acaricié su cabello solo por unos pocos segundos.

Me quedé solo de cuclillas viendo como se alejaba de mi para correr a los pies de ese inmundo hombre, tanto terror me mostraba que no le importaba ahorcarse con esas cuerdas para alejarse de mi. Por Aren si se dejaba tocar a mala gana, a él lo miraba, a él se pegaba como un triste perro que ama la mano que lo lastima aun a pesar de todo lo malo. Aren comenzó a reír, en una mano tenía su característica bebida envuelta en papel, chorreando gotas al piso, todo su abrigo estaba sucio y sus ojos hundidos en la miseria de mi reflejo.

Estaba muy seguro de una cosa, ya no sentía miedo, así que fui corriendo hacia él y salté sobre su cuerpo con furia. Tenía la tormenta marítima más grande del mundo  ahogando mi ímpetu, pero extrañamente sacando a mi voluntad a flote. Di tantos manotazos ahogados en su rostro que terminamos en el piso. No me reconozco, mis manos se tiñen de sangre rápido mientras siento sollozos a los lados de nuestro cuerpo. Veo a MinGi asustado con lágrimas en sus mejillas, por primera vez nos encontramos reflejados, sus ojos son negros y tristes, se ve exactamente como una pequeña foca que ha perdido a su madre y sabe que será devorada por un depredador.

Le digo que lo siento tantas veces que pierdo por un momento el verdadero sentido de mi fuerza, y en ese tiempo de debilidad, Aren se recompone y me golpea la cabeza. Mi ventaja es superior, pero no me doy cuenta hasta que caigo sobre los pies de MinGi y mi rostro toca su piel sin querer y se siente tan frío como el mar, es como tocar el agua helada. Calma mi fiebre por un segundo, me hace recapacitar y ver mis posibilidades. Al ponerme de pie recuerdo que bajo mi abrigo lleve un cuchillo  con el cual me siento poderoso, ni sé cómo empuñar, yo no soy un asesino, ni siquiera he destripado un pez. No sé qué pretendo, solo quiero salir de aquí con MinGi, quiero recuperarlo, quiero que vuelva a mirarme con calidez, quiero oír su voz aunque sea por última vez, quiero...

El golpe certero ni siquiera se lo da mi filo, Aren está tan ebrio que apenas puede mantenerse de pie, el impulso lo hace caer y golpea su cabeza contra el filo puntiagudo de la chimenea. Entonces deja de moverse y mi mano tiembla ante la sangre que veo bajo su oreja. Mi corazón se acelera y MinGi grita como un animal enjaulado, grita como algo que no es humano, pero no lo puedo socorrer porque ahora la tormenta que me mantuvo a flote me ahoga y me da miedo morir. Me acerco al cuerpo e intentó socorrerlo, pero ya es tarde, me siento aliviado de que no se mueva, pero no estoy orgulloso de nada. Giro de nuevo a MinGi pidiendo calma, él se aleja de mi tanto que de nuevo empieza a ahorcarse por la forma en la que el nudo está hecho alrededor de su cuello. Es aquí donde encuentro el propósito de mi cuchillo y lo libero de su prisión, sin embargo, no huye, solo se queda mirándome con miedo.

— Sé ha ido.... ¿Dónde está? 

Él baja la mirada y con sutileza apunta hacia lo alto de la pared. Puedo ver su piel pegada a punta de clavos como si fuera un trofeo, uno más de todos los que Aren colecciona junto a colmillos y dientes de otros animales marinos. En seguida busco como llegar hasta allí, bajo la piel y la aprieto en mis manos, es tan hermosa, tan suave y caliente, parece brillar irreal con un aura plantada entre sus cabellos. La huelo y siento la salinidad del mar, los viajes de paz mirando al cielo, todo lo hermoso de la vida en el mar habita en ella.

Miro después a MinGi que tiene la mirada oscura y llena de miedo por mis manos en lo que le pertenece. Me arrodillo ante él y se la entrego pidiendo perdón por todo, siento una fugaz caricia con sus manos frías cuando me arrebata la piel y se aleja de mí. Se perdió corriendo por la puerta principal flameando su cabello al viento de verano, se fue directo hacia el mar. Nadie nos veía por el festival y la suerte de casa tan lejana de Aren. Lo seguí con tristeza, sabía muy bien qué se iría, sabía muy bien qué no volvería jamás a mi y mi corazón lloraba tras cada paso. Él se detuvo a la orilla del mar y volteó a verme con su cara más bonita, sus ojos ya no estaban negros, abrazaba a su piel como el más preciado tesoro, y entonces solo se metió en ella y saltó como una foca al mar. Me quedé viendo como las olas se lo comían al igual que mi propio mar interno, al final, cada uno obtuvo la libertad que no sabía qué quería... Adiós mi amor del mar.

Bajo tu piel [YunGi][COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora