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De que hice un desastre para poder publicar los capítulos fisnsksjs
Dejen recomendación de canciones es que ya me aburrí de las q tengo :))
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Reki 11 años, Langa 12 años.”

Langa se enteró que mientras Lily dejaba la carta fue bruscamente acorralada por unos ladrones que entre nervios dispararon en el pecho a ella.

Lily murió mientras era transferida al hospital.

Langa desde ese día fue alguien completamente diferente, ya no salía de su habitación, ya no bajaba cuando sus padres llegaban a casa, era como si fuera un muñeco sin vida.

—Ya se acerca navidad...— Murmuró viendo caer la nieve por si ventana.

Langa no podía negar que se sentía culpable de su niñera, despues de todo el fue el que mando a Lily a dejar su carta.

Por su egoísmo ella murió.

Por ello decidió no mandarle ninguna carta a Reki, el no respondería.

Era feliz solo con recibirlas, solo eso necesitaba.

—Espero ti carta querido Reki...— Murmuró para quedarse dormido.

[•••]

—Mira, puedo safar mi hombro.— Le dijo aquel pelirojo a su querido amigo.

Miya solo miraba sin ninguna emocion a su amigo, no sabía el porque estaba viendo a su amigo safar su hombro.

—¡Ay!— Exclamó al sentir tronar este.

—Ya lo rompiste.— Le dijo Miya asustando al pobre de Reki.

—¡No! Ayúdame a volver a ponerlo en su lugar.— Exclamó guardando sus ganas de llorar.

Miya suspiro derrotado ayudando a su amigo con su hombro.

Reki estaba emocionado por qué la navidad se acercaba, el era el fan #1 de santa. Debería de recibir algún premio por serlo.

—¿Que le vas a pedir a santa, Miya?— Pregunto con curiosidad a su amigo.

—Un cerebro.

Reki se detuvo bruscamente para mirar con miedo a su amigo.

—¿Como para que? ¿Eres un zombie acaso?— Pregunto empezando a tomar distancia de el.

Miya solo quería darle un zape a su amigo.

—No idiota, es para ti.— Le dijo tomándolo de la mano.

—¿Para que? Yo no necesito un cerebro, ya tengo uno dah.— Le dijo como si fuera obvio.

—Por eso mismo, parace que el tuyo ya se descompuso.— Exclamó con una sonrisa al ver la expresión de ofendido de su amigo.

—¡Que cruel!— Exclamó más que ofendido.

Miya solo se rio contagiando la diversión a su amigo.

—¡Stickers!— Grito emocionado al pasar por aquella tienda.

—¿Quieres entrar?— Le pregunto a lo que Reki dijo un si.

La tienda tenía un aire muy tranquilo, se podía oír melodías muy tranquilas de fondo. Reki se preguntaba cual sticker podía ser el correcto para esta navidad.

— Reki, ten cuidado.— Le dijo Miya sosteniendo a este de su brazo al verlo casi resbalarse.

—¡Gracias!— Le agradeció con una sonrisa.

Reki miro cerca de el con emoción, mientras lo tomaba con sus manos.

¡El sticker ideal!

—¡Este es! Vamos a comprarlo.— Le dijo emocionado caminando hasta la caja.

La cajera solo miro a los dos con una sonrisa, atediendoles amablemente.

—Seria un dólar.— Dijo guardando aquel sticker en un sobre.

—¡Tenga!

Miya se quedó sorprendido al escuchar su precio, ¿Un dólar por aquel sticker? Si que la gente era loca.

—¿No crees que nos vieron la cara de idiotas?— Le murmuró al oído Miya a su amigo al salir de la tienda.

—Eh, no lo creo. El último sticker me costó dos dólares. — Exclamó recordando cuando salió a comprar ese sticker con su familia la anterior navidad.

—¿Que? Si que debes querer a santa.— Murmuró más que sorprendido.

—¡Claro! No por algo soy su fan #1, aparte me gusta hacer la carta con mucho amor. Se que santa al leerla sabrá cuánto lo quiero.— Murmuró con una bella sonrisa.

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Reki escribía con mucho cuidado su carta, este día el ya no deseaba algo grande realmente. Pues en su cumpleaños le regalaron una bicicleta amarilla si que ya tenía su regalo más deseado.

—Espero y le guste a santa.— Murmuró emocionado mientras dejaba en sticker en el sobre.

La carta habia llegado completa a Langa.

—Es hora de leer.— Murmuró Langa con una bella sonrisa.

Cartas a Santa| RengaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora