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Magia en una sonrisa

Sergio

Había vuelto... en el momento menos esperado llego y me tomo por sorpresa verla correr detrás de un perrito sucio y cojo, esa es Constanza, no le teme a ensuciarse con tal de ayudar a su semejante, no me pasó desapercibido que no la dejaron entrar a la pizzería y para rematar me negaran, precisamente a ella; Debía a arreglar ese tema en todas las pizzerías, Constanza es la dueña original de todo, yo simplemente le di forma.

Saber que no quería quedarse en el apartamento por momentos me dejo fuera de base, pero al decirme que había rentado la casa de la señora Lourdes, entendí que ella no se quería alejar de Cebolla y de mí, había algo más y que esperaba que lo compartiera conmigo. Cenamos conversando de todo, ella se veía diferente y yo lo sentía, por momentos sentía que la intimidaba, porque trata de ver algún resquicio de la Constanza de antes, pero sus ojos brillaban y me atraía hacia ella, al final de la noche deduje que esa Constanza no estaba, la veía jugar con cebolla y entendí que esta nueva Constanza es su mejor versión.

Dormí poco pensando en todo y en nada, además teniéndola en la habitación de al lado, es complejo y para colmo Cebolla está pegado a ella. Me desperté con olor a comida, busco mi teléfono para ver qué hora es, me sorprendo porque son más de la 9 de la mañana, me voy directamente para la ducha; salgo de la habitación ya vestido, al salir no veo a Constanza, voy hacia la cocina y no la encuentro, escucho unos maullidos que vienen desde el balcón y camino hacia allá

- Buenos días... dormilón – me sonrió de ver a Constanza con Cebolla examinando el naranjo, como no contesto, me voltea a mirar extrañada –

- Buenos días, Constanza, tarde en dormirme ¿ya desayunaste? – niega-

- No, desayunaremos juntos- carga a cebolla- no aplica para el señor cebolla, ya que al parecer moría de hambre y ya desayuno

- Cebolla siempre muere de hambre – se sonríe –

- Y ¿tú tienes hambre? – voy hasta la cocina y me siento, me trae café, huevos revueltos, pan, fruta, jugo de naranja -

- Si... todo se ve muy bueno- trae para los dos, excepto el café, suspira y se sienta al frente mío –

- Creo que nunca me cansare de darte las gracias – la tomo de la mano –

- Yo tampoco me cansare de darte las gracias, digamos que nos salvamos mutuamente – me sonríe y le da un sorbo al jugo - ¿ya no tomas café?

- No, fue lo primero que me quitaron – sé que trata de decirme algo porque no me mira, así que la insto a que hable –

- ¿Me quieres decir algo? ¿verdad? – ahora si me mira a los ojos y asiente –

- Son tantas cosas que no sé por dónde empezar... mejor desayunemos y luego conversamos con calma

- Está bien

Los silencios son buenos en determinados momentos, pero el que teníamos Constanza y yo es tenso, la sentía nerviosa y hasta cierto punto temerosa de mi presencia y eso era lo que menos quería que pasara entre nosotros, quiero generar confianza, optimismo, paz... en fin. No me importaba lo que me tuviera que decir, solamente que no se alejara.

Después de desayunar se fue para su habitación a arreglar, ya era un experto esperando, pero con Constanza no se me daba la paciencia, a los 20 minutos salió al verme sentado en el sofá, se sonríe

- ¿Desesperado? - se sonríe y le muestro las naranjas –

- Las 3 naranjas lo dicen todo... - se carcajea y va hasta la cocina y se toma las pastillas y regresa a mi lado –

Un Respiro ... Antes de Partir✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora