32.

84 12 5
                                    

Cerrando ciclos

Constanza

Entereza... dícese que es la cualidad de la persona en afrontar un problema o dificultad con serenidad y fortaleza.

Eso me faltaba para que mejorar de forma consistente, había conversado del tema con la sicóloga muchas veces, pero no sabía cómo hacerlo. El tema de mi familia es sensible, así lo sentía yo, todo lo que sé, es porque lo he asumido y asumir no es bueno.

Necesitaba respuestas...

Más exactamente en mis hermanos, nos debíamos una conversación sin personas ajenas al entorno llamado familia. En mi última terapia me había impregnado de una nueva visión, debía cerrar ciclos y avanzar en mi nueva realidad.

Tome mi teléfono y converse con mis padres un largo rato, le comente a mi madre lo que deseaba hacer y ella me dio su visto bueno y de paso me dio el teléfono de él. Las dudas aparecieron tan pronto vi su número en el teléfono, pero después de varias respiraciones lo llame y contra todo pronóstico me contesto y acepto reunirse conmigo, esto me dejo algo inquieta, pero no me importaba, me sentía segura.

La cita esta concertada para las horas de tarde en la cafetería del centro de la ciudad, un punto neutro y lleno de personas; me había arreglado normalmente como lo venía haciendo, jeans, camiseta, botas de tacón bajo y chaqueta, antes de salir le hice una nota a Sergio con la dirección del lugar e indicándole que fui hacer allá.

Habíamos optado la costumbre de que cada uno manejaba 2 manojos de llaves, así que yo tenía acceso al apartamento de él, como Sergio al mío, por cual hice uso de las llaves de su apartamento para entrar y dejarle la nota en el mesón de la cocina.

Antes de irme le deje a Mozzarella suficiente comida y agua, la verdad es que es una perrita bien portada, no me preocupa dejarla sola. Salí con suficiente tiempo de antelación, tome el transmilenio con toda la calma del caso y después de más o menos 1 hora ya me encontraba en el sitio.

Llegue, inspeccioné el lugar y sus alrededores, para quemar el tiempo me dedique a caminar por un parque cercano, luego de 1 horas de divagar y pensar un poquito regrese a la cafetería y ahí estaba sentado de espaldas y solo, me acerque a un mesero y le indique que nos trajeran algo de tomar y me encamine hasta donde estaba.

Al acercarme a él no hubo demostraciones de afecto, tampoco las esperaba; así que me senté frente de él, después de tanto tiempo con un gesto serio y él su gesto tan típico de desagrado

- Constanza... ¿Qué quieres? – me trueno los dedos y lo observo con detenimiento y niego –

- Respuestas... - frunce el ceño –

- ¿A qué te refieres? – tomo un largo suspiro –

- Quiero que me expliques ¿Qué te hice a ti a tu esposa para que me trataran mal? – bufa-

- No sé, de qué hablas – me sonrió y llega el mesero con el pedido de 2 jugos –

- Te voy a refrescar la memoria... recuerda lo que paso en la pizzería ¿crees que ese comportamiento es admisible? Para mí no lo es, uno no puede ir por la vida denigrando a los demás y tu mujer siempre me ha denigrado, insultado ¿Qué le hecho?

- Constanza...

- No he terminado... sabes lo que más me ha dolido es que tú, siendo mi familia, mi hermano, te ha importado muy poco lo que ella ha hecho, ¿no te has parado a pensar el daño que eso me hacía? No te importo, no te intereso y sigue igual, porque no más verte la expresión que adoptaste cuando ella jugaba conmigo en la pizzería... - me acerco y lo señalo –

Un Respiro ... Antes de Partir✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora