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Luego del suceso del patio, subí corriendo a mi habitación

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Luego del suceso del patio, subí corriendo a mi habitación. Necesitaba ocupar mi cabeza en algo o si no seguiría volviéndome loca. Le eché un vistazo a la maleta y pensé que lo mejor era desempacar. Y eso hice.
Pero como tenía tan poca ropa y mi habitación era enorme, con vestidor incluido, terminé en quince minutos. Revisé todas las orientaciones y horarios.

Era una rutina bastante normal.

Desayuno, instituto, merienda, trabajos escolares, almuerzo, lo que te dé la gana el resto del día y se reúnen puntual todos a las ocho y cincuenta y cinco en el salón de estar para pasar al comedor a cenar y la noche es libre.

No me parecía tan mal plan, además tampoco es que no esté acostumbrada a una rutina diaria. Junto a esto había un monedero.

Dentro de este se encontraba una tarjeta de crédito, dinero en efectivo, mi nueva identificación y licencia de conducir. Desde mis quince años no recordaba lo que era eso último.

Tantas veces que me fugué con Khan, tuve que aprender a conducir cualquier tipo de vehículo obviamente choqué un montón de veces y hasta me caí aprendiendo a manejar una moto, pero fue cuestión de un par de días para dominar todo tipo de vehículo.

Oh, tengo móvil.

Lo revisé y encontré que ya contenía los números de todos los hijos de Arthur.

¡¿SOMOS DOCE?!

Eso sí que es una sorpresa. Seguí revisando mi nuevo móvil para acostumbrarme a él.

El Sr. Harvey me ha enseñado a usar uno hace unos cuantos meses. Por suerte me ha mostrado varios trucos así no tendré problemas. En el orfanato no nos dejaban tener este tipo de cosas, a duras penas tenían computadoras y pues Khan, todo un experto en ordenadores me enseñó hasta a hackear un sistema imposible, gracias a su ingenio, pudimos obtener un buen billete de algunas tarjetas magnéticas.

Que buenos tiempos...

Los cuales no volverán, eso de robar ya no es lo mío. No me juzguen, tenía que buscarme la vida de alguna forma y no me quedaba más remedio.
Sonreí al recordar cada momento que pasé con aquel mocoso, cuando, alguien toca la puerta de mi habitación.

—¡Adelante!— una cara que no había visto irrumpe en mi espacio.

—Perdón por interrumpir, creí... creí que te gustaría algo de comer, aún falta mucho para la cena, pero...

—Está bien, tranquila, pasa— aclaro, soy educada cuando me sale de los ovarios, y esta gente no me ha hecho nada malo aún como para que sea una perra con ellos.

—Soy Cloe, bienvenida, espero que los demás idiotas no te hayan incomodado hace un rato— ¿había visto lo de afuera?

No pasa nada, siempre se novatea a la nueva, supongo que era de esperarse.

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