Capítulo 05

377 56 4
                                    

Despierta.

...

El chisme de los tres lobos muertos frente a la pelinegra se esparció tan rápido en el pueblo que ahora no solo los cubría las miradas con desprecio y repulsión sino también con ojos de herejía.

La muerte de esa mujer de cabellera negra estuvo asegurada, ¿Cómo es posible que aun estuviese viva? Y ni hablar del bastardo que llama hijo.

Jennie se encuentra barriendo la entrada de la iglesia comunitaria mientras ve a los niños tomar sus lecciones católicas bajo un enorme árbol de pino como cada viernes donde él sacerdote del pueblo otorga su lirica sobre las antiguas escrituras.

Era quizás el único trabajo que Jennie lo hacía sin recibir paga, ya que, después de mucha insistencia pudo convencer al viejo hombre que está a cargo poder realizar "servicio comunitario" a cambio de que su hijo también estuviese presente en esas "platicas religiosas", justamente como los demás niños. 

– Jennie, hija. – el padre toca el hombro de la pelinegra para llamar su atención.

– Me he enterado de lo ocurrido en el pueblo, ¿estás bien?. – Jennie sabe que él padre no es muy diferente al resto de ciudadanos que habitan el lugar. La única diferencia es que él viejo hombre si le ofrecía la ayuda que él resto le negaba.

El padre religioso  también piensa que Taennie es un hijo concebido en pecado, solamente por no estar casada bajo los ojos de dios.

– Lo estoy padre. – suspiró. – Gracias por preguntar. – mintió

Aun está en shock, pudo ver de cerca a la muerte en los ojos de esos lobos. Sin embargo, todo paso tan rápido cuando abrió los ojos al no sentir el rasguño del animal

– Si necesitas confesarte, sabes que puedes hacerlo. –

El padre no solo habla de simples confesiones, sino también el rumor de que es parte de esas mujeres que practican hechicería y se hacen llamar las "novias del mal" 

– Recuerda que siempre hay tiempo de salvar un alma descarriada. –

Jennie asintió sin decir ninguna palabra viendo como el padre se adentra a la iglesia mientras el tiempo de "receso de los niños" seguía corriendo escuchándolos reír y jugar entre ellos.

Miró a la lejanía para identificar a su hijo, sabe bien que Taennie no suele llevarse bien con los niños de su edad así que el pequeño siempre se sienta sobre una pequeña colina en su tiempo de receso.

– ¡Taennie!. – gritó cuando lo vio hablar con un alto hombre vestido elegantemente.

Un traje negro con sombrero alto y un bastón sostenido entre guantes de pulcro blanco. El hombre al escuchar el llamado de la mujer dio una inclinación hacia el pequeño para seguir su camino.

– Taennie, ¿qué dijimos de hablar con extraños? – su corazón agitado trata de recuperar la estabilidad al correr tan rápido.

El hombre ya se había ido.

– Pero mami, ese señor no es ningún extraño. Es amigo de papá y me ha dicho que debes poner sal en las entradas de nuestra casita, esta noche. – la pelinegra frunció el ceño.

– Papá está furioso con las personas que no nos dejaron entrar. – explica, mientras las palabras en boca de Jennie se pierden.

– Dice que de esa manera "ellos" notaran que no deben entrar a nuestra casa. – mirando sus manitos espera que su mami le crea.

– Papi quiere que sepas que es mejor no desafiarlo, y obedezcas. –

Estuvo pensando toda la tarde las palabras de su pequeño, incluso después de que regresaran de clases en la iglesia Jennie aun se lo seguía replanteado. ¿Su padre?, pero, sobre todo, lo que más conflicto le genera es sentir esas palabras como una amenaza. "No desafiarlo" ¿desafiar a quién?

Taennie solo es un niño, ¿Cómo podría siquiera diferenciar de lo que debía y no decir? .

– Mami, mami, ¿ya pondrás la sal que papi dijo?. – discutir con su hijo sobre "su padre" inexistente, es un tema que prefiere ignorar ¿Qué sentido tiene discutir con un niño cuando puede ser la forma en que Taennie suplanta el vacío paterno?

Lo cierto es que, lleva media hora parada frente a su puerta con un bote de sal debatiéndose si hacerlo o no, sabe que sus vecinos la observan y de alguna forma eso alimentará los rumores absurdos que circulan sobre ella. Pero, está la otra posibilidad de que su hijo tenga razón y realmente ella no quiera provocar nada, o mejor dicho a nadie.

¿Cómo es que ha pasado de temerle a su propio hijo y cada palabra que pronuncia? .

– Taennie, ven. – llamó al pequeño quien jugaba con un peluche viejo.

– Ese señor del que hablas, ¿por qué dices que es tu padre? ¿Existe? ¿Es quizás un amigo imaginario? –

Ya no puede seguir con esa incertidumbre.

– No mamí, es real. Papi me ayudo con los lobos que querían hacernos daño. – un gran balde de agua fría cayó sobre Jennie con esa simple oración. 

INIURIAM | TAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora