Capítulo 5

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Amelia.

—Lamento eso, lo que sea que haya sido —dijo Marlene tomando asiento frente a mí y, sorprendentemente, hablando en español.

—Hablas español —murmuré.

—Sí, mi mamá era de España —explicó con una triste sonrisa que reconocía y supuse que su mamá ya no estaba entre nosotros.

—No tienes por qué disculparte tú —le aclaré regresando a su disculpa—, apareciste en el mejor momento, de hecho, gracias

—Aún así lamento que hayas tenido que conocer a Mackenzie así, en el mejor de sus días es una completa idiota —informó frunciendo un poco el ceño y me negaba a creer que alguien que parecía tan amable como la chica frente a mí hubiera tenido que lidiar con alguien como la tal Mackenzie. Bueno, en general nadie debería lidiar con personas así.

—¿En el mejor de sus días? —Marlene asintió en medio de una pequeña sonrisa apenada y se encogió de hombros—; espero que este haya sido uno de sus días malos, no quiero imaginar si me la vuelvo a encontrar y enloquece por su novio respirando en el mismo paddock que yo

—Se supone que ya no eran novios, pero supongo que le es difícil dejar ir a Max y se está aferrando

—¿Los conoces de hace mucho? —curioseé, por el panorama general que ofreció de la relación entre Verstappen y su novia.

—A él de casi toda la vida, nuestros papás eran amigos y a McKenzie desde que trabajo aquí y ha sido un dolor en mis ovarios —declaró girándose un poco para buscar algo en su bolso—; ha querido que la certifique como prensa solo porque su cuenta de instagram tiene un montón de datos con información a medias y chismes de pasillo, ah y ha dicho que mi puesto es gracias a mi padre —agregó con molestia cuando dejó sobre la mesa lo que parecían más gafetes de identificación.

—¿Y cuál es tu puesto?, estoy en desventaja ya que tú sabes que soy pasante con Red Bull —enfaticé señalando el escudo en mi playera.

—Y es genial —opinó sonriendo—, todos me hablaron muy bien de ti; no dejes que alguien que se cree periodista lo haga sonar como que no es gran cosa, porque sí es gran cosa, no es normal que se acepten personas con tu estatus porque esto es el gran circo —decidió con emoción en su voz que me hizo sonreír con ella—, lo mejor de lo mejor está aquí, sobre todo en la escudería en la que te encuentras

—No te preocupes, lo que ella dijo realmente no me afecta, sé que es una oportunidad enorme, aunque lo haya hecho sonar como una ofensa —reflexioné.

—Basta de ellos, no importan ahora —decidió Marlene extendiendo hacia mí los pases que había dejado sobre la mesa hace unos segundos, VIP en doradas letras con relieve se distinguían horizontalmente en el duro plástico—, esto debió ser con lo que debí comenzar —sonrió—; soy Marlene Sarell y soy la directora de relaciones públicas y mercadotecnia de fórmula uno —dijo casi como si lo hubiera tenido que aprender de memoria—, oficialmente te doy la bienvenida a esta gran familia y te hago entrega de tus pases para el siguiente gran premio —mañana—, tienes acceso ilimitado, estarás en la mejor zona para que disfrutes desde las prácticas hasta la premiación y de los artistas invitados luego de la premiación, suele ponerse divertido

—Suena impresionante —admití tomando los pases.

—Lo es —asintió—, si no eras fan terminarás enamorada del deporte para el domingo por la noche

—Hablaba de tu puesto, pero todo el fin de semana con trato súper especial también suena bien

—Oh, gracias, la verdad es que me encanta lo que hago —se notaba por la emoción con la que hablaba de todo lo relacionado—, y lamento que esto de la bienvenida oficial sea hasta hoy, pero con mi pie lastimado he tenido que trabajar a distancia muchos de estos asuntos y mi asistente solo te aplazó en nuestros pendientes, aunque no es tanto su culpa, ser mi asistente no es realmente para lo que fue contratado, simplemente el pie lastimado no estaba en los planes —agregó mirando su pie con una mueca extraña.

RECOMPENSA | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora