Capítulo 10

3.9K 284 25
                                    

—Te traje un jugo de naranja, se veía más rico que el café —mentí tomando asiento frente a Marlene. La verdad no quería mencionarle que la cafeína no parecía buena idea cuando se veía tan nerviosa.

—Gracias, no tenías que hacerlo, solo te estoy quitando tiempo y quizá tengas cosas que hacer, puedes irte si lo deseas, estaré bien, solo necesitaba unos minutos —explicó con las manos alrededor del vaso que había puesto frente a ella.

—Quiero estar aquí —aseguré—, si Welch me necesitara ya me habría llamado, puedes tomarte el tiempo que necesites —una pequeña sonrisa apareció en su cara y dio un leve asentimiento.

—Te debo una explicación...

—Solo si hablarlo te ayudará, de lo contrario no me debes nada —la interrumpí.

—No, no sé si me ayude, todo el asunto en mi mente suena tan ridículo —compartió—; solo me tomó por sorpresa —añadió casi hablando para sí misma. No sabía qué decir y tomando en cuenta que estaba al tanto de que a Carlos le gustaba Marlene, o por lo menos eso había dicho Daniel, e imaginaba por la reacción de Marlene que a ella también le gustaba Carlos, mis opciones para decir algo correcto eran limitadas—; también conozco de casi toda la vida a Carlos y ha sido mi crush la mayor parte de ese tiempo —aquello me tomó con la guardia baja y me costó un par de segundos comprender que Marlene se estaba dirigiendo a mí. La miré atenta y noté el rubor en sus mejillas que hacer aquella confesión le provocaba.

—Que te guste no lo hace ridículo, eres humana —opiné.

—Lo ridículo es que me haya gustado por tanto tiempo y no lo haya podido superar —respondió en medio de un suspiro—; cuando me esguinzó el pie creí que estaba por invitarme a salir —compartió cubriendo su cara con sus manos—, tan cliché, Dios, pero que tonta —quitó sus manos de su cara y negó mirando el jugo frente a ella—; y sabes qué es lo peor —negué ante su mirada—, la chica con la que estaba... es del área legal de su antiguo equipo, tuvimos que trabajar juntas un par de veces, ella... se dio cuenta de que él me gustaba —contó en lo que fue haciéndose cada vez más como un susurro.

—Que maldita —opiné con aquello saliendo desde el fondo de mi alma, tenía más y mejores insultos para la pelirroja, pero aún estaba sorprendida de que Marlene estuviera compartiendo aquello, sobre todo cuando siempre parecía tan reservada.

—Me hice ilusiones sola, no es su culpa —decidió la chica frente a mí luego de unos segundos.

—Me sigue pareciendo una maldita —decidí—, sabía que te gustaba

—Ya no importa, jamás me vuelvo a fijar en uno de estos hombres —declaró dando un largo trago a su jugo de naranja. Ojalá tuviéramos tequila, o el increíble super poder de teletransportarnos, porque desde mi asiento pude ver a Carlos a segundos antes de que entrara a la cafetería donde nos encontrábamos, afortunadamente no iba con la pelirroja maldita y solo lo acompañaba el piloto al que le había visto los ojos más azules en la vida.

—No sé si debería decir esto, pero Carlos acaba de entrar, con Mick —aclaré, la espalda de Marlene se tensó y asintió.

—Gracias

—No tienes que agradecerme, me gusta pensar que eres mi amiga de fórmula uno y esta es la clase de cosas que hacen las amigas —expliqué; una pequeña sonrisa apareció en su cara y asintió. Regresé la mirada hasta donde los pilotos que le había mencionado acababan de entrar y los encontré cerca de la barra donde se hacían los pedidos con Mick regresándome la mirada, me dirigió una pequeña sonrisa y levantó su mano saludando, le regresé el gesto y fue en ese momento que Carlos pareció darse cuenta de nuestra presencia y su expresión se tornó totalmente preocupada—; están pidiendo, si quieres que nos vayamos creo que este es el momento —Marlene asintió tomando su vaso y poniéndose de pie sin mirar hacia la barra.

RECOMPENSA | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora