Para Samara.

40 3 0
                                    

26 de febrero.
Y siguen sin llegarme noticias tuyas.
No sé si sigues por aquí o si has cambiado de ciudad, tampoco sé que historias serán las que ahora les contarás a quienes no te conocen.

Aquí en Sevilla está lloviendo, el tiempo a vuelto a volverse loco, en las tardes hace calor, y una vez que llega la noche, hace un frío que hiela las venas.
Y en mí... Bueno, no importa si es verano o invierno, en mí siempre llueve desde que no estás tú.

Tus mensajes no me llegan -Si es que me escribes- y los que yo te envío nunca los lees.
Al principio pensé que era culpa de la compañía telefónica, que el internet no iba bien o que Whatshapp se había caído, pero al final terminé comprendiendo que lo que pasaba,
Es que tú,
Sí fuiste capaz de ponerle punto y final a nuestra historia.

Ya sé que no hice las cosas bien, que me olvidé de lo importante que es estar y escuchar, cuando formas parte de una relación.

Y aprendí tarde, que para que no se nos hundiera el barco, en el que juntos nos montamos al decirnos te quiero por primera vez, teníamos que remar los dos.

Entendí todo cuando tú te lanzaste al agua diciendo que no podías más y comenzaste a nadar hacia lo lejos.

Entendí tarde también, que lanzarme tras de ti para pedirte que te quedaras, era nadar a contracorriente.
Porque las cosas buenas y bonitas no pueden vivirse dos veces, y en cambio cuando las pierdes por no valorarlas, puedes llorarlas mil vidas.

Pero por favor,
Si algún día,
Alguien que nos recuerde te pregunta por nosotros,
Cuéntales aquella vez,
En la que fuimos dioses durante una tarde de domingo,
Mirándonos a los ojos,
Queriéndonos sin pedir permiso.

20 formas de decir adiós. (Prosa poética)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora