El inicio de algo mágico

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—¡Que bonito! —digo al sacar un pequeño cascabel y lo comienzo a agitar cerca de mi oreja recordando la película "El expresso polar".

—Gigi deja de jugar y ayuda a poner los listones alrededor del árbol, por favor. —dice mamá apurada.

En estas épocas del año mamá puede que se estrese un poco a la hora de decorar y preparar la cena, ya es algo típico de ella. Mientras que yo soy siempre la encargada de poner la música, me encanta, le da el ambiente perfecto de navidad.

—Familia ya llegamos con la comida. —entra mi hermana junto con su novio Tom.

Mi hermana es todo lo contrario a mi, en serio, tiene cabello ondulado castaño, su cuerpo está perfectamente estructurado. En pocas palabras está hermosa y Tom bueno... él es un chico realmente lindo, alto, fornido, ojos color miel, cabello ondulado café, mandíbula muy bien estructurada y siempre lo molesto diciéndole que se parece a Shawn Mendes, son idénticos.

—Dejen todo donde puedan, la casa esta de cabeza. —ríe —Gigi, ¿puedes ir a comprar una batería para este trineo? creo que a la hora de guardarlo lo dejé encendido y se descargó durante todo el año.

—Si, ya vuelvo. —digo dejando a un lado el listón.

Tomando mi abrigo me apresuro y salgo antes de que mamá se arrepienta y encuentre otra cosa en la que la pueda ayudar ¡es una locura!

Las calles están repletas de personas adornando sus casas, bueno parece que no somos las únicas locas que adornan una semana antes de vacaciones. Si, aún es noviembre, 30 de noviembre, pero en esta ciudad les encanta celebrar desde antes, incluyéndonos.

—¡Hola Harold! —saludo con una gran sonrisa, es que en verdad me emociona ver tantas decoraciones.

—¡Hola linda Gigi! ¿Qué te trae por aquí?

—¿Recuerdas el trineo con Santa y el muñeco de nieve de mamá? pues bien, resulta que mamá lo dejó encendido cuando lo guardó y ahora ya no tiene batería ¿podrías darme un paquete de esos? 

—Claro que si, ya vuelvo. —sonríe.

Solo asiento con la cabeza y me paseo por toda la tienda, Harold tiene cosas bellísimas, pero hay algo que sin duda llamó mi atención. Es una pequeña caja musical en forma de esfera y dentro de ella hay un muñeco de nieve sosteniendo una escoba. Sonrío inconscientemente.

—Esta horrible. —una voz a lado de mi menciona.

Giro a punto de reclamar, pero este chico solo habló para si mismo, sin embargo, estaba viendo la misma cajita musical que yo, así que fue inevitable quedarme callada.

—Yo creo que está lindo.

Él solo posa sus enormes ojos celestes sobre mí y sin decir nada se dirige al mostrador.

Que grosero.

—Gigi, aquí tienes tus pilas. —me grita Harold o al menos el intento de uno. 

Harold ya es un hombre mayor, él y su esposa Rita son todo un amor, los conozco desde que tenía 7 años y fue entonces que se convirtieron en unos amigos muy cercanos para mí.

Acercándome las tomo —Gracias.

—¿Vendrás para cuando enciendan las luces verdad?

—Es el plan. —sonrío.

Cada año me vengo a su tienda y vemos como encienden todas las luces de la plaza de la ciudad, mientras que Rita prepara su famoso rollo navideño, la verdad le queda delicioso, más que eso, y ya después cantamos o contamos anécdotas navideñas.

Una vez en diciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora