Mundo Enfermo

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N 13 y Nisha se enfrentaron a las criaturas sin rostro con una mezcla de temor y sospecha. A pesar de la falta de ojos y bocas, sentían que las entidades las observaban de una manera inquietante, imposible de discernir con certeza.

—¿Qué es lo que quieren? —exigió Nisha, su voz temblando con una mezcla de desafío y miedo.

—¡Más les vale no hacer nada raro! —advirtió N 13, su mano firme en el empuñadura de su arma.

Una de las criaturas habló, su voz emanando de una fuente desconocida pero clara.

—Oh no, no somos hostiles. Mi compañero y yo solo somos mercaderes en este decadente mundo.

La segunda criatura añadió con un tono casi alegre:

—Así es. Me llamo Aristóteles, y él es Prometheus. Vendemos de todo: comida, pociones, y más.

N 13 frunció el ceño, su desconfianza palpable.

—Siempre pensé que las criaturas del Mundo Astral eran hostiles y salvajes.

Prometheus soltó una risa suave y perturbadora.

—Jajajaja, no todos somos así. Muchos, lamentablemente, son así debido a lo que hicieron ustedes. Usaron un portal y nos transportaron aquí, a mi compañero y a mí.

Aristóteles continuó, su voz arrastrándose como una sombra.

—Este lugar existía mucho antes de que nosotros llegáramos. Todo comenzó el día en que dos cometas cayeron en la Vieja Jerusalén.

El nombre de Jerusalén hizo que Nisha se tensara visiblemente.

—¿Qué pasa, Nisha?

—Estos dos saben lo que ocurrió en Jerusalén. Eso significa...

Prometheus asintió, su tono sombrío.

—Si las criaturas conscientes como nosotros conocen la historia, entonces sí. Pero queda muy poco de aquellos antiguos seres.

N 13, impaciente, interrumpió.

—Tengo una pregunta. ¿Cómo carajos salimos de este maldito lugar?

—¿Es la primera vez que quedas atrapada en este mundo? —inquirió Nisha.

—Sí. Nunca me había dejado arrastrar por las criaturas hostiles.

Prometheus extrajo unas runas con grabados antiguos, su presencia inquietante amplificada por la oscuridad del lugar.

—La única forma de salir es matando a la criatura que los trajo aquí. Pero no será fácil sin estas como guía —dijo mientras ofrecía las runas.

—¿Para qué sirven estas runas? —preguntó N 13, tomando el objeto con cautela.

Aristóteles explicó, sus palabras llenas de misterio.

—Son para detectar criaturas de gran poder. Están hechas para identificar a los hostiles.

Nisha examinó las runas y notó su magia oscura, pero no hostil.

—¿Saben quién las creó?

Prometheus respondió con una tristeza inherente.

—Fueron hechas por los antiguos habitantes de este mundo. Tal vez en algún momento los encuentren. Ellos no saben de dónde vinieron los "Nuevos Dioses", solo recuerdan que una perturbación destruyó el equilibrio de esta existencia.

N 13, determinada, preguntó.

—¿Y cuánto quieres por estas runas?

Aristóteles sonrió con una mezcla de compasión y desdén.

Mutant Queen: InquisiciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora