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RIVALRY
❝ capítulo dos ! ❞ HIPOCRESÍA
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—¡¿UNA SERPIENTE?!—EXCLAMÓ BETTY, después de que Archie le informara de la iniciación de Jughead para unirse a las Serpientes del Sur.
Su cabeza colgaba hacia abajo. Su expresión era frenética. Estaba bastante alterada por la nueva información. Sus ojos se movían de un lado a otro y me di cuenta de que estaba concentrada en sus pensamientos.
Piqué mi ensalada con mi tenedor blanco de plástico y ajusté mis ojos en la superficie de la mesa. Sentí un ligero empujón en el brazo que me sacó de mi posición fija.
—¿Estás bien, Stassie?—preguntó Lola, con las cejas fruncidas por la curiosidad. Dejé que mis labios se levantaran ligeramente y asentí:—Sí, apenas dormí anoche—.
Su expresión no descansó, y supe que ella sabía que estaba mintiendo. No era una buena mentirosa, ni disfrutaba participando en la expresión de una mentira. Además, mentir es un pecado y El enmascarado persigue a los que pecan. No quería ser la siguiente, pero era imposible que se enterara de mi mentira piadosa, pero las posibilidades son infinitas. Sólo podía esperar que no lo hiciera.
Le sonreí ampliamente, haciendo que soltara una carcajada. Ella volvió a centrar su atención en su cuaderno, procediendo a garabatear, como siempre hacía.
—¿Por qué no pueden apoyarlo todos?—propuse. Instantáneamente sentí que todos sus ojos se dirigían hacia mí.
—Estás bromeando, ¿verdad, Stas?—preguntó Archie, con sus gruesas cejas fruncidas en señal de incredulidad ante mi propuesta.
—Jughead es sensato. No toma decisiones irracionales, normalmente—.
—Normalmente—.Oí a Betty murmurar en voz baja, pero me encogí de hombros ante su respuesta.
—Si se está uniendo voluntariamente a las Serpientes Sureñas, entonces tiene que tener alguna razón fundamental para hacerlo—.Añadí.
—Su padre se enfrenta a años de cárcel. Betty y él tienen problemas. Está teniendo una crisis emocional y mental, una rebelión si se quiere—.Kevin intervino.
—¿Cómo vas a defender a un grupo de convictos que razonan con violencia, Ana? Por no mencionar que anoche agredieron a Dilton—.Verónica combatió a la defensiva.
—Estoy un poco confundida, ¿estás hablando de las Serpientes, o de El Círculo Rojo? Tú eres la que hace camisetas que apoyan a un grupo de vigilantes. ¿Por qué los defiendes, Verónica? Y lo sabes a ciencia cierta porque la última vez que lo comprobé el único grupo que portaba armas eran los del Norte—.Escupí, sintiendo que la rabia llenaba mi sistema límbico hasta el borde ante la hipocresía que estaba escuchando.
