Divinadad de amor

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Date la vuelta y míranos.

Somos dos amantes que contemplan

La obra divina de Dios; fruto del amor

Y de la pasión.

Eres el motivo de mi sonrisa

Soy presa de tu voz al cantar la dulce melodía

Que compusiste suave, después del vaivén frenesí

De nuestros cuerpos.

¿Cómo te explico que tú mirada oscura, irónicamente es la claridad de mis días?

Admiro la tenacidad de tu amar,

La valentía de amar a este ser tan solitario

Que le temía a la idea de amar sin la elocuencia que la caracteriza.

Llegaste cuando luna menguante acompañaba, y yo escuchando mi melodía favorita, sin saber que tu voz era intérprete de ella.

No sabía que los caminos de ambos se toparían, romperías mis esquemas, superarías mis expectativas...

Arrebatarías mis temores, la cobardía se esfumaría y de pronto alejaste la soledad de mi corazón.

Solo sé que: mientras dure nuestro amor, serás protagonista de mi libro, soñaré junto a tí y los sueños a parte prometo ayudarte a cumplirlos.

Eres el amor sincero, genuino. Te prometo, si la vida nos arrebata el placer de seguir unidos, yo te amare hasta el fin de la vida, y te buscaré en el resto de vidas que nos toque volver a padecer en este cruel mundo, porque tengo la certeza que todo a tu lado es tan precioso, glorioso y magnífico.

Resplandeciente luces cuando te miro después de un despertar, no luces perfecto, luces real y amo cada parte de tu ser, la divinidad que emanas, y cada pequeño vicio, la pequeña manía de jugar con tus dedos cuando luces preocupado

Hurtas el sosiego cuando vistes de tristeza y preocupación...

Ahora comprendo que era cierto: la droga de un ser humano, es otro humano. Eres mi droga, mi sueño etéreo, mi realidad, sentimiento de limerencia es todo tuyo.

Cartas sin remitenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora