Cierro los ojos, suelto un suspiro y me dejo caer en la cama. Otro día finaliza. Maldito día de mierda, maldito mes, maldito año. No entiendo cuando nos perdimos, los momentos juntos se ven tan diminutos en comparación con las últimas peleas. Aun así trato de convencerme de que te olvide, de que te he superado pero...
No.
¿A quien trato de engañar? Te busco en otros cuerpos, busco respuestas donde no las hay, el pecho amante sangra al no tener tu fragancia, al tenerte lejos y no poder satisfacer mis ganas de oír tu voz y perderme en tu cuerpo.
Ingenua, ingenua por pensar que te he olvidado, que te he superado y he pasado la página. No, todo lo contrario. Releo las hojas donde escribiste poesía inspirada en nuestro amor y no les encuentro falsedad; debería dejar de releer esas páginas porque no me ayudan a odiarte, no puedo odiarte por más que tenga motivos para hacerlo.
Te escucho en la lejanía, en mis canciones favoritas me hablas, cuando estoy rodeada de gente y creo que tu voz me vuelve a llamar. Mis labios se han marchitado, pues no tienen el dulce néctar que les daba vida, tu te lo llevaste y no pensaste en ello.
Cada segundo es una tortura, no puedo dormir y te escribo, pero no lo envio. ¡Maldita sea! Borre tu numero entre mis contactos y aún así me veo a mi misma marcando el maldito número, a sólo un número de llamarte.
Dijeron que te dejará, darnos un tiempo y te darías cuenta de que soy lo más importante de tu vida; pero nadie pensó en las consecuencias también recaerá en mí. Ha pasado un maldito año y lo único que quiero es que vuelvas.
Cuenta la gente que lo que se quiere no se tiran de repente, y tu te fuiste con una excusa, sin explicación, sin anestesia.
Pero aún guardo tu camisa, la única que dejaste en mi casa, después de haber regresado del concierto de nuestra banda favorita, la dejaste, y aun sigue aquí, siendo la única compañera en mi soledad.
Grito, grito tu nombre, no hay nadie.
Mi alma rueda insomne por aquel viejo pasillo del departamento, donde me conduce al cuarto del piano. El piano y las hojas que usamos estan tiradas por el lugar, y aún tienen tu caligrafía impresa para crear una canción que jamás vio la luz del día. El deseo de crear una canción para que quedara marcada por la eternidad, la melodía de lo que fue un amor tan suave como suavidad de tus cabellos.
Y que cada que sonará, la unión de dos almas se encontrarán nuevamente danzando con destreza.
Sin embargo ya no tiene sentido esperar algo que terminó de la manera más abrupta, ya no lo haré más.
Volveré a dormir, y te enfrentare en mis sueños. Da igual, solo te puedo enfrentar en mis sueños, y aunque sea ahí, lo haré, te dejare ir, nos dejare ir y continuaré como sea.
ESTÁS LEYENDO
Cartas sin remitente
PoetryNo hay orden. No hay explicació. Solo son cartas sueltas, escritas para tratar describir sentimientos. Solo yo se para quien escribí; tu leeras a quien mas te recuerda.