No somos

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Llamó tu nombre, lo grito desesperada embarrada en sangre, sangre de tu recuerdo... El dolor es tan grande y el vacío en mi pecho es inconmensurable. No estás. Esa es la realidad, te fuiste cuando más te necesitaba y no cumpliste aquella promesa. ¿Pero ya debería estar acostumbrada a las desilusiones? ¿No? Contigo siempre fue así.

No estás, y no estarás. Es tan tan lejos, en las cumbres del éxito pero tan lejos para abrazar aquella persona que un día te recordó que tú podías llegar allá, aunque me destrozara tu partida.

Ya nunca verás mis letras, y nunca entenderás que esas letras eran para tí. Nunca sabrás que las que escribí con los ojos en medio de una tormenta, extrañando tus abrazos y que volvieras a decirme que todo estará bien.

Ya son cinco años y el dolor de tu partida se siente como si hubiese sido ayer, cuando aquella niña te dio el último abrazo con la esperanza de que te volvería a ver, pero cada día me convenzo de que no será así.

Eres otra persona que desconozco, y realmente prefiero quedarme con el recuerdo de aquel chico que conocí, prefiero eso antes que darme cuenta de que ese chico ya no está.

Cartas sin remitenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora