No sabía lo que me esperaba

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  Mi corazón latía a mil, mis manos sudaban y cerraba los puños para tranquilizarme. No sabía que había exactamente, pero no quería irme sin saberlo. Reuní toda mi valentía, cerré mis ojos y di un paso adentro.

  La emoción explotó en mi estómago apenas miré a mi alrededor; la belleza natural que yacía en aquel lugar era incomparable. Mis ojos se iluminaron, era como si estuviera en un lugar completamente distinto, la atmósfera era más ligera y los rayos de sol me encandilaban. Era un nuevo sol, un nuevo aire; un nuevo mundo para mí.

  Mientras yo seguía admirando el contorno, una gran sombra se movió detrás de un árbol no muy lejos de nosotros, y eso captó mi atención. Mis ojos se concentraron en reconocer la figura pero me fué imposible. La sombra hizo de nuevo un movimiento y sorprendido volteé hacia donde Ronny y los demás se encontraban, ellos asintieron con sus cabezas muy contentos y me dispuse a acercarme lentamente.

  Mis pasos eran temblorosos e inseguros, sentí cómo mi corazón seguía acelerado; removí el sudor de mis manos con el pantalón y extendí mi brazo en su dirección. La extraña sombra se percató de mi presencia y se levantó de un golpe. Eso me puso intranquilo, pero ya no me detendría así que seguí a mi ritmo. Poco a poco podía notar como la abstracta sombra tomaba forma.

  Cuando ya estaba lo suficientemente cerca me sorprendí de haberla reconocido; giré hacia los chicos y ellos aún tenían sus estúpidas sonrisas en el rostro. Yo no podía creer lo que estaba viendo, ahí estaba la criatura rayada frente a mí. su hermoso pelaje brillaba con el sol y sus ojos destellaban como estrellas.

  Me abalanceé a acariciarla y la cebra me correspondió; yo estaba tan sorprendido que no dije nada y sólo me limité a admirar su exótica belleza. Al terminar de abrazarla, ésta se marchó y desapareció entre los árboles.

  Corrí muy contento hacia ellos, pero  algunos me pararon en seco colocando su dedo índice sobre los labios. Me acerqué más precavido y al instante ellos me señalaron un árbol muy cerca de dónde yo estaba. Observé el tronco con especial atención y no encontré nada en particular sino hasta que bajé la mirada y noté a dos nutrias dormidas en la sombra de las hojas.

  Todos seguimos el rumbo sigilosamente y nos adentramos tanto que el inicio se había perdido de nuestra vista. Seguimos caminando bajo aquel sol abrazador hasta que encontramos una especie de lago; supuse que era artificial pero podrían estar varios animales cerca y aún así ninguno se asomaba

  -Pensé que habían más especies- Le comenté a Ronny extrañado al cabo de unos minutos

  -Los animales se asustan de nuestra presencia la mayoría de veces- me respondió con seriedad

  -¿y que clase de animales me esperan en el camino?- pregunté dudoso

  -No te imaginas-

  Apenas dijo eso arqueé mis cejas confundido, él sonrió y tomó una piedra que se encontraba muy cerca de él y la lanzó al río chocando con una enorme roca que se encontraba adentro. Pero según yo esa "roca " se movió reaccionando al impacto; levantó su cabeza y la volvió a bajar lentamente. Se me erizó el cabello, ni siquiera había notado su presencia. Aún me faltaba mucho por aprender, yo lo sabía y ellos también, por ello querían enseñarme lo mejor posible.

  Seguimos caminando un poco más y Ronny nos detuvo desde adelante con un movimiento de mano. Las plantas empezaron a moverse y desesperado nos hizo señas de que retrocediéramos rápidamente. Pudimos volver unos cuantos metros cuando de los árboles salió la inmensa critura; todos nos quedamos inmóviles, Ronny tenía su escopeta a la mano y nosotros no hicimos un sólo ruido; sabíamos que un sólo error nos podía costar la vida. El animal no se percató de nuestra presencia, se acercó con aire de grandeza al lago y empezó a bañarse sin importarle los cocodrilos que se camuflaban esperando por su presa; pero ellos tan siquiera se acercaron al enorme hipopótamo.

  La enorme criatura estuvo en el lago lo suficiente para que yo ya no sintiera mis piernas. Cuando al fin se alejó lo necesario, todos dimos un gran suspiro de alivio y nos dejamos caer al suelo.

  -Creí que todos moriríamos- susurré en caso de que otro animal estuviera muy cerca. Ronny se acercó a mí y me dijo con un tono muy serio que no me preocupara, que él me protegería a toda costa. Sus palabras me sirvieron de consuelo, y mis ánimos volvieron a levantarse.

  Estaba más que claro que ese lugar era sumamente peligroso, yo no sabía en qué pensaba el director al hacer una réplica de una selva y hacer que un grupo de personas no muy profecionales se encargaran de ella. Tenía miedo, por supuesto que lo tenía; no era ningún video juego que yo podía revivir cada vez que moría, ni una película en donde el protagonista siempre salía victorioso; ésta era la realidad. Cualquier error podía enterrarme tres metros bajo el suelo, y ellos también lo sabían.

Bosque clandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora