Entre un sueño y la realidad

91 3 0
                                    

Mi cuerpo seguía sin fuerzas, intenté levantarme un par de veces, pero mis esfuerzos fueron inútiles, así que seguí descansando.

Esa mañana en particular estaba muy soleado, una pequeña brisa se colaba por las endijas de la casa y me rozaban la cara con sutileza. Sentía como poco a poco me recobraba el ánimo, esperaba mejorar antes del anochecer; entonces decidí dormir para así desvanecer la noción del tiempo.

"De pronto me encontraba en un inmenso baño público impecablemente blanco; no se encontraba nadie a mi alrededor, estaba completamente solo. Me dirigí hacia una de las puertas y la abrí lentamente.

Ahí se postraba una escalofriante mano sosteniendo la tapa del sanitario desde dentro del mismo. Me quedé perplejo varios minutos, pero después no me molestó entrar y encerrarme en ese lugar.

Salí sin una sola expresión en mi rostro y pude ver una extensa bañera que no había notado con anterioridad. La observé con precaución; después de pasar a su lado me dirigí al lavatorio de manos. Habían tres en total, a lo cuál procedí a acercarme despreocupado al que se encontraba en el medio.

Me observé en el gran espejo que se encontraba frente a mí; de pronto una sombra se movió en la parte baja del lavatorio y yo me detuve a observarla. Para mi sorpresa eran los pies descalzos de alguien que estaba escondido en ese espacio. Me quedé mirando fijamente, noté que estaban sucios y maltratados; en un momento dado empezaron a balancearse con el ritmo de una canción que ella misma tarareaba.

Me alejé con el fin de observarla mejor y ví que traía puesto un corto vestido celeste de tirantes, y el rostro lo cubría su cabello rubio ondulado hasta a barbilla. En el instante en que pude fijarme en su cara ella se levantó bruscamente en mi dirección y me arrojó hacia la tina.

Todo se tornó obscuro a ecepción de una pequeña luz que se encontraba a lo lejos. Estaba muy asustado, el sonido se había desaparecido por completo; ni siquiera podía escuchar mis pensamientos. Cuando intentaba moverme algo me lo impedía, giré hacia los lados, no podía ver nada pero sentía que algo me sostenía las extremidades.

Cerré mis ojos y seguí hundiéndime en la interminable bañera. Pude sentir varios espectros que sostenían mi cuerpo; apenas los ví empecé a sentir como el pánico se apoderaba de mí, ellos intentaban comerme y yo no podía escapar"

-¡¡¡SUÉLTENME!!!, ¡¡malditos!!- empecé a gritar sin siquiera darme cuenta que todo había sido un mal sueño. Rápidamente todos los que estaban en aquella casa se acercaron a mi habitación. Ronny y Javier intentaron detener mi exasperación, pero realmente estaba asustado; todavía podía sentir a esas criaturas rasgándome la piel y eso me volvía loco. Estuve en ese estado hasta que me tomaron de los brazos firmemente y rociaron con un poco de agua.

-Todo está bien, ¿lo ves?..- reconocí la voz de Javier tranquilizándome e inmediato volví en sí, así que él accedió a soltarme. Observé mis manos con horror y empecé a temblar

-Odio las pesadillas- dije cuando por fin me atreví a abrir la boca. Ronny me acarició la cabeza, -estamos contigo- susurró con tranquilidad

Tenía ganas de romper en llanto; realmente odiaba soñar ese tipo de cosas, era vivirlo en carne propia pero de diferente manera. En la pesadilla tuve la sensación de haber sentido la textura y el sabor de mi propia sangre; y al despertar aún sentía el ardor de las heridas provocadas violentamente. Realmente me preguntaba si habría mayor diferencia entre un sueño y la realidad.

Me dejaron quedarme hasta mejorarme por completo, así que esa noche también me quedé en aquella horrorosa casa; no quería estar ahí, el olor del polvo me daba escalofríos. No pude dormir toda la noche, no quería dormir nunca más. Tenía miedo de volver a tener una de esas pesadillas que me hacían desear estar muerto.

Escuchaba el tic tac del reloj y las respiraciones de mis compañeros pero nada de eso me hacía sentir seguro; pude observar como la luz de la luna se asomaba por la ventana, así que decidí levantarme sigilosamente y salir hasta la entrada para observar con más atención la inmensa circunferencia. La luna estaba hermosa esa noche, pero su luz me hacía sentir intranquilo; no sabía el porqué de mi reacción pero realmente no podía controlarlo.

Ya no me sentía enfermo, pero mi mente no estaba lista para hacer algo brusco. Me sentía como un completo inútil, todos se habían preocupado por mí esa noche y eso me incomodaba.

Bosque clandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora