FINAL

97 5 8
                                    


Mi perturbadora agonía me consumía por dentro, como si se estuviera comiendo mi alma. Apreté mi pecho con la energía que me quedaba, y cerré mis ojos. La obscuridad me reconfortaba mucho más de lo que lo hacía la luz de la luna; el silencio me invadía el cuerpo y al mismo tiempo, me relajaba los músculos.

Cuando aún mi dolor se manifestaba, cuando aún se encontraba en todo mi ser; fue cuando lo vi. Mis ojos no fallaban, estaba seguro que su presencia estaba justo ahí frente a mis ojos, burlándose de mi sola existencia.

"yo vi su destrozado cadáver" pensé, y luego la desesperación se volvió parte de mí, como lo era mi cuerpo y mi alma. Tomé mi cabello con mis dedos; no entendía lo que pasaba. Empecé a llorar de nuevo, aún después de haberlo hecho por tantas horas seguidas; volví a llorar como un niño, como un desquiciado.

Él estaba ahí, vivo, como si nada hubiese pasado.

Sus pantalones rotos, su jacket desteñida y las grandes botas estaban ahí, junto con su sonrisa. Lo observé varios minutos mientras pasaba junto al tronco, en donde yo me encontraba.

No pude decir absolutamente nada, de mi boca no salió una sola palabra, pero en mi mente tenía mil y una preguntas. Lo seguí con la mirada hasta que desapareció de mi vista. Dejé caer mis brazos, éstos estaban entumidos desde el accidente, pero aun así no tuve una sola expresión en el rostro.

"Debe ser una broma" me dije a mí mismo con risa. Empecé a llorar. A llorar tan fuerte que mis pulmones me punzaban inquietos.

Ahora todo tenía sentido; la extraña ropa, las personas, sus hábitos, sus manos frías, la hora de dormir, las comidas, las reglas, sus miedos, sus felicidades...... Absolutamente TODO tenía sentido. Me reí de nuevo de mí, yo había sido un tonto todo este tiempo y hasta ese instante lo había notado. Ahora lo más que deseaba hacer era hablar con todos ellos; todos esos que me engañaron y me dejaron en ridículo.

Caminé sin siquiera girar a mi alrededor, no me importaba encontrarme con ningún animal; no tenía energía para desquitarme con ninguna de esas criaturas.

Al cabo de unas horas llegué a la casa blanca, estaba aún cansado pero mi ira me movía.

Abrí la puerta de un sólo golpe, tenía ganas de golpear a alguien; pero me calmé a mí mismo. "no me verán la cara de idiota de nuevo" pensaba histérico. Todos en la sala se quedaron perplejos, estaban pálidos, por mi acción. Johana empujó a Annie para esconderla en su habitación.

-¡déjala! Ella debe escuchar- le dije alzando la voz. Y ambas se detuvieron en seco.

-te creíamos muerto- dijo Javier muy preocupado.

-¿muerto?- dije tratando de contener la compostura, pero como no lo logré, grité fuertemente -¿MUERTO?....... ¿Esperaban que lo estuviera, no es verdad? - les pregunté clavando mi mirada en ellos.

Todos se voltearon a ver simultáneamente, como si yo estuviese demente. Javier se levantó de golpe y se me acercó

-¿cómo crees que nosotros.... -

-Si estuviese muerto ya sería oficialmente de su club ¿o me equivoco? -lo interrumpí con arrogancia. Su mirada cambió al instante, pareció estar sorprendido, pero yo sabía que tenía razón. Él no respondió, solo bajo la mirada; todos los que estaban en esa casa encogieron los hombros.

Empecé a reír sin control, las carcajadas invadieron aquella sala

-no puede ser, ¿o tal vez si?.... ¡Malditos! Todos están muertos.... - les dije sin poder retener aún la risa. Me acerqué a ver cada rostro, cada uno reaccionó de diferentes maneras, pero aun así nadie hizo un sólo comentario. Seguí insistiendo

Bosque clandestinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora