Capítulo XIII

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Infernales videojuegos

Era martes. 2x1 en pizzas. Las cajas vacías estaban tiradas en la mesa junto a un par de botellas de cerveza de amargura suave y grado alcohólico bajo porque Midoriya no quería emborracharse y, siendo sincero, odiaba la desazón que la cerveza le dejaba siempre en la lengua. Estaban echados en la cama de Izuku, respirando la calma de tener un día libre después de tantos ajetreados.

El invierno daba indicios de su inicio por las corrientes frías y porque Todoroki se había acurrucado contra su pecho del lado derecho para calentarlo con su izquierdo. Era una costumbre silenciosa que habían adoptado con el paso de los años, aunque ese era el primer invierno que pasaban en ese apartamento.

Sus manos jugueteaban bajo la sábana y Midoriya sumergía la nariz en el cabello de Shouto por otra maña que había adquirido luego de empezar a vivir juntos. Veían una película de drama romántico, cuya premisa era que un omega, enamorado del alfa de su mismo curso en la universidad, quedaba embarazado por accidente luego de pasar la noche juntos, decidiendo criar a su hijo solo. La premisa era trillada, pero el ángulo de superación personal desde la perspectiva de ambos protagonistas estaba bastante bien. Midoriya tendía al sentimentalismo, así que tenía el corazón hecho un manojo de emociones, incapaz de despegar los ojos de la pantalla.

Fue en una escena en la que el alfa encontraba al omega siendo amenazado por sus propios subordinados, que despertó algo dentro de la cabeza de Midoriya. El alfa emitió un gruñido leve, amenazador, que los hizo retroceder, se siguió de una escena de acción a la que prestó poca atención. Su mente estaba más bien repasando todos los momentos que había vivido con Todoroki, descubriendo que nunca había gruñido, contrario a Kacchan que parecía haber adoptado gruñir como un estilo de vida, sin importar que Best Jeanist siempre lo reprendía al respecto.

Terminaron de ver la película, cambiando roles al final: Midoriya se apoyó del pecho de Shouto cuando el último lo notó lagrimeando. Aun así, mientras discutían lo que les había gustado y disgustado, y los aspectos técnicos que pudieron mejorarse, Midoriya miraba a Todoroki, fraguando cómo hacerlo gruñir.

—Tengo tu mejor opción, Midoriya —Kaminari esgrimió una sonrisa.

Se habían encontrado en la calle y decidieron ir a comer unos helados para conversar. De un modo u otro, Denki se las ingenió para hacer que Midoriya revelara aquello que rondaba su cabeza en los últimos días. Izuku confirmó que las habilidades de Kaminari para interrogar, las cuales había pulido luego de decantarse por esa rama de la profesión de héroe, eran de temer porque nadie se daba cuenta hasta que se hallaba soltando todo.

Kaminari empezó a rebuscar algo en su bolso, y a Midoriya le pareció demasiado conveniente que tuviera la solución a sus problemas allí mismo. Ambos respingaron cuando una mano le pegó un zape en la cabeza a Denki.

—¡Kacchan!

—¡Bakugou! Viejo, ¿podrías, no sé, saludarme con una persona normal?

—Pues tú no eres muy normal —replicó Katsuki, quien, al atisbarlos a la distancia, no pudo resistir sus impulsos de irlos a saludar, cosa que se negaba a aceptar.

—¡Lo decía por ti! —se quejó Denki, pero apartó una silla para invitarlo a sentarse.

—¿Y qué hacen aquí? Desde la distancia parecían dos viejitas chismosas a punto de pasarse happy brownies.

—Y no podías resistirte a formar parte de nuestro club, ¿eh? —bromeó Denki, mientras Midoriya reía despacito—. Pero respondiendo a tu pregunta —Kaminari ignoró cómo Izuku agitó la cabeza con vehemencia—: pues Midoriya quiere hacer gruñir a Todoroki. Debe ser un fetiche suyo, yo que se...

Guía para lidiar con un alfa... y no morir en el intento (TodoIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora