Capítulo XXV

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Un futuro juntos

Despertar por las mañanas con el brazo entumecido era una de sus actividades favoritas. Porque era entonces que olía el sutil aroma de Midoriya, sentía su calor abrazándolo y veía el arrebol matutino en sus mejillas salpicadas de pecas. Y aunque Izuku se empecinara en decir lo contrario, Todoroki descubría belleza en cada una de sus pestañas y podía quedarse así, sin brazo, observando cada detalle de su rostro.

—Izu... —Acarició los mechones de cabello cayendo sobre su frente y sonrió cuando Midoriya arrugó la nariz.

—Cinco minutos...

—Así que hemos intercambiado papeles —susurró Todoroki—. Es el gran día, Izuku, y no queremos llegar tarde.

—Puede esperar un poquito más. Recortaré tiempo en la ducha.

Shouto hundió la nariz en sus frescos rizos y rio entre dientes.

—Estás babeando mi brazo.

Eso bastó para que Izuku se irguiera como un resorte, sonrojándose hasta las orejas. Se cubrió el rostro al percatarse de que era verdad. Y a Todoroki le pareció aún más adorable.

—¿Dormiste bien?

—Ugh...

—Lo tomaré por un sí. —Shouto le revolvió el cabello—. ¿Quieres que yo haga el desayuno o lo haces tú?

—Lo haré yo —dijo Izuku, desperezándose—. Anda rápido a bañarte para que te limpies mi saliva.

—Pero si tu saliva me gusta —esgrimió una sonrisa sugerente— y más cuando está en otros sitios como...

—¡No! —chilló Izuku, alarmado—. Voy a usar el otro baño mientras tanto, ¿sí? Tú... Tú solo apresúrate.

Todoroki rio, apenas audible, y, antes de que Midoriya pudiera huir de su agarre, tiró de su brazo para depositarle un beso en la frente. Amaba cómo Midoriya lo veía, como si sus besos pudieran desarmarlo, como, pese a que no era muy ducho con las palabras, siempre hallaba formas de afirmarle que su amor era recíproco.

Conociendo a Shouto como lo hacía, se decantó por hacer un desayuno japonés, luego de cepillarse los dientes e intentar domar su cabello y abrir las ventanas para que entrara el aire y el sol. El radiante astro se elevaba, brillante, tras una montaña y soplaba una ligera brisa refrescante, augurio de que sería un buen día.

Todoroki no tardó en unirse a él en la cocina y Midoriya quiso pedirle que lo dejara secarle el cabello, pero sabía que no tenía tiempo para esos menesteres. Al parecer había pedido más "cinco minutos más" de lo debido y estaban con las justas; siendo esto que Midoriya quería llegar una hora antes para cerciorarse de que todo estuviera en orden.

Comieron con el usual monólogo de Midoriya mientras Todoroki lo oía con atención y comentaba escuetamente algunos eventos. A Izuku lo hacía tan feliz que siempre estuviera dispuesto a escucharlo de ese modo, porque muchos perdían el hilo de lo que decía y simplemente asentían por inercia. Que lo soportara de ese modo, quizás era uno de los rasgos que Midoriya más apreciaba en su novio.

—Ve a bañarte —dijo Todoroki cuando vio sus intenciones de lavar los platos—. Yo me encargo del resto.

—De acuerdo —susurró Izuku, acariciando sus nudillos levemente.

Todoroki terminó de arreglar la cocina y sacó del clóset los dos atuendos que llevarían. No habían formalizado por ningún medio social su relación. Eran solo algo destinado a surgir. Ninguno lo había pensado demasiado, quizás preocupados por otros menesteres. Sin embargo, empezaba a darle un poquito de razón a Yaoyorozu. Quizás usar trajes a juego era demasiado obvio, pero lo era más el hecho de anunciar de la noche a la mañana que abrirían una agencia juntos. Tuvieron que dar varias entrevistas para responder las dudas del futuro de la agencia de Endeavour y la de All Might, de algún modo ingeniándoselas para eludir las preguntas picantes que insinuaban algunos periodistas.

Guía para lidiar con un alfa... y no morir en el intento (TodoIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora