Capítulo XX

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Cansancio crónico

—Uh... Viejo, creo que necesitas un descanso. —Kaminari palmeó su hombro, ganándose un respingo y una mirada acusadora—. Estos últimos días has estado demasiado concentrado en tus misiones... Y en las noticias vi que eran casos un poco... ¿Especiales? ¿Fuertes? No sé, creo que son difíciles de lidiar.

Todoroki estaba encorvado sobre el escritorio, tecleando en el ordenador mientras la pantalla le quemaba las retinas, pese a que había disminuido el brillo del LED. La oficina de su padre siempre le había parecido innecesariamente grande, así que se había atrincherado en un cubículo de finas paredes, como otro trabajador, para escribir sus informes. Apenas se escuchaba movimiento de los pocos otros héroes en la estancia. Kaminari estaba ayudándolo a recolectar los datos de la parte que tomó en la operación.

—No sé cómo haces para no lucir tan...

—¿Desquiciado?

—Con apremio.

Kaminari rio entre dientes y se sentó a su lado.

—Hakuna Matata.

Shouto parpadeó lentamente y curvó los labios al captar la referencia, puesto que Midoriya lo hizo ver las tres películas mientras cantaba a todo pulmón; y Todoroki amaba verlo tan desenvuelto, mostrándole su lado más natural, quizás deberían verlas de nuevo cuando estuvieran libres.

Denki era un caso perdido, pero hacia su trabajo y había aprendido a hacerlo bien, y, al parecer, también rápido.

—¿Pero qué es lo que te tiene así? —Denki vio la cantidad gigantesca de pestañas abiertas en el navegador, aparte del sinnúmero de archivos compartidos en la nube—. Oye, ¿pero cuántos trabajos has aceptado y por qué? Entiendo que quieras ayudar a las personas, pero...

—No puedo dejarlos solos —repuso sin más—. Tantas personas allá afuera se sintieron solos y optaron por la delincuencia por necesidad o por placer, y si puedo al menos evitar que uno lo haga...

—¿Lo dices por...?

—Sí. —Asintió, estirando los músculos de la espalda—. Y también por otros villanos con los que me he cruzado. Si alguien necesita ayuda, lo lógico es extender una mano amiga.

—Se te está contagiando el altruismo de Midoriya. —Kaminari agitó la mano como si quisiera restarle importancia al asunto, pero le sonrió, amigable—. Eso no quita que te veas estresado hasta la médula.

—No estoy estresado.

—Y yo no me quedo medio idiota cuando hago cortocircuito.

—Eso es mentira.

—Es sarcasmo.

—Oh...

Todoroki amaba que Midoriya, a menos que estuviera muy molesto, no usara el sarcasmo porque era un aspecto en las interacciones del día a día que le costaba entender aún. No importaba si era amigo del rey del sarcasmo Bakugou Katsuki. Eso, quizás, se sumó un poco más al cansancio que lo atosigaba. Suspiró, inaudible, y, aunque un poco molesto, agradeció para sus adentros que Denki le estuviera intentando dar un masaje rústico en los hombros.

—Mira, no creo que vaya a acabarse el mundo porque no llenes un par... Bueno, varios reportes. Puedes dejármelo a mí y a mi equipo, y seguro que, con tus héroes de apoyo, podemos sacarlo adelante.

—¿Por qué harías eso?

—Porque soy benevolente y, oh, Todopoderoso.

—No voy a erigirte una secta.

Guía para lidiar con un alfa... y no morir en el intento (TodoIzu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora