Obsequio para mi familia.

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Pues, ¿Qué creían? ¿Qué no soy detallista? Pues, es verdad. No lo soy, pero de vez en cuendo no está mal hacer un regalo... Pero no a cualquier persona.

O eso le intentaba decirle a mi hija. No es por nada, pero, mi orgullo es bastante impresionante.

- A ver si te entendí... Y eso es complicado, así que no me culpes si no entiendo tu idioma de monosílabos. - me dijo Sarada. Y no la culpo el comentario, es que es verdad.

- Bien. - le dije sonrojado.

- Quieres que yo, tu hija. - aclaró - te ayude a regalarle algo a mi mamá, Sakura Haruno - me dijo despacio.

- Si... - asentí después de susurrar aquello.

- Está bien, oficialmente no eres mi papá - me comentó sujetando sus lentes.

- Sarada... - comenté levantando una ceja - Solo quiero... - pero antes de continuar, ella me interrumpió.

- Sé perfectamente lo que quieres hacer y la razón. Me refiero a que me pidas ayuda. Por tu orgullo, sobre todo. - mencionó con una sonrisa como la de Sakura.

- Sarada... - repetí mirándola dando un suspiro.

- Está bien. Te ayudo. - contestó calmada. Cómo Sakura.

- Gracias. -

- No agradezcas hasta que mamá te de las gracias a ti. De nada sirve que te diga que comprar, si al final no le gusta a mamá - advirtió

- Tienes razón -

- Vamos, quién sabe si encontraremos algo a estas horas, falta poco para Navidad. Lo bueno es que mamá estará ocupada preparando la... Digo, tu sorpresa de Navidad - se corrigió a si misma.

<<Así que Sakura también pensó en eso... Hmp>>

No me sorprendía en absoluto, Sakura era muy detallista y cariñosa. No era un verdadero asombro saber que ella preparaba alguna cosa. Rara vez paso tiempo con mi familia, menos en una fiesta tan celebrada. Conociendola, habrá gritado bajo o alto cuando Sarada se lo comentó.

Seguí a mi hija hasta la puerta de nuestra casa. Me di cuenta que Sarada tenía razón, en la mañana Sakura se había levantado temprano para preparar el desayuno más temprano de lo usual, y eso solo lo hacía cuando tenía algo entre manos. Cómo la vez que me dió la noticia de que íbamos a ser padres, o un cumpleaños mío en nuestro viaje, me llevó el desayuno a la cama. No soy una persona que se deje consentir fácilmente, pero, ella siempre encontraba una manera de sorprenderme y a la vez no, dando pistas o incluso haciendo juegos de palabras.

- ¿Papá, ocurre algo? - me preguntó Sarada terminando de ponerse sus zapatos.

- No, nada. - respondí con una sonrisa.

- Si tú lo dices - comentó desconfiada, y exactamente con la misma expresión mía de pequeño.

<<Ahora entiendo porque Sakura dice que es idéntica a mi>>

Aunque siempre le contesto que no es verdad, a mi modo de ver, se parece mucho más a mi esposa.

- ¿Vamos? - me cuestionó

- Si... -

(...)

A pesar de que conocíamos a la perfección a la madre de mi hija, no encontrábamos un regalo muy adecuado. Ambos sabíamos que Sakura no era ambiciosa con cosas materiales, y si lo era, le gustaba comprarse ella misma sus propias cosas.

Por eso fue muy difícil darle regalos de cumpleaños.

Debo admitirlo, mi esposa es una mujer extremadamente terca. Nada es capaz de hacerla cambiar de opinión. Es como pelear con una pared.

Sasusaku: One Short'sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora