-Erik
Aún no me explico como fue que pudo cambiar de ojos la pelirroja o el porque se lanzó de esa habitación como si su vida hubiera dependido de ese salto, me encuentro sentado aun lado de la camilla dónde se encuentra durmiendo por un momento salgo de mi trance mental y revisó mi celular, a plena vista de desbloquearlo me encuentro con 25 llamadas perdidas de la desquiciada de la casa.
Voy a marcarle hasta que escucho como abren la puerta de la habitación de un golpe y es la desquiciada de mi madre, la veo alterada y con una cara de querer matarme y es peor cuando fija la mirada en la pelirroja me ve con una cara de confusión y furia, va a decir algo hasta que escucho una voz gruesa y fuerte de un hombre mayor de unos 46 o 50 años, veo atrás de su espalda y la desquiciada voltea su cuerpo viendo al hombre que está en el marco de la puerta, con un traje color negro y una cara que capaz nos dice que si no, nos vamos el nos saca a balazos ya que atrás de él lo acompañan 8 hombres con chalecos antibalas, camisas negras, pantalones color azul marino rasgados en las rodillas y zapatos deportivos negros.
Veo como el hombre se fija en mi madre y le da una sonrisa de pocos amigos o una donde pareciera que le cortará la yugular, veo como mi madre traga saliva para hablar pero se le queda viendo al hombre de tez morena clara de ojos azules, hasta que escucho como dice su nombre pero este la interrumpe.
-Alexey Kuznet...
-No eres quién para decir mi nombre y mucho menos mi apellido, Freyr Berntsen o... ¿Cómo debería decirte, Freyr? Ah sí, ya recuerdo tú apellido, ¿Freyr Hochadel, no?... ¿Que haces acá y lo más importante cerca de mi hija? ¿Tu padre no te enseñó que la servidumbre no puede estar en el mismo lugar que los amos?
No sé que pensar o decir, ante dicha aclaración del señor que al parecer es el padre de la pelirroja, fue algo que no me esperaba y me calló como agua helada de Alaska, «¿Cómo es que no sabía que mi madre tenía el apellido de König?» «¿Por qué le pregunto que hacía cerca de la pelirroja como si fuera una amenaza para la misma?»
Sabía que las personas siempre ocultaban cosas pero no tales, que hicieran tales magnitudes como en el caso del apellido Hochadel en esa conversación.
Me acerco al señor y a la desquiciada quedando en el medio sin darle la espalda a ninguno, dirijo la mirada a mi madre y está está que colapsa de la ira que se le ve en la cara, veo al hombre y esté mantiene un semblante serio y elegante, agregando que por su cuello se le notan unos tatuajes pero eso solo agrega un aura amenazante en el señor, trato de encontrar le un parecido con la pelirroja pero éste no tiene ni los lunares de la cara parecido ya que no tiene ninguno
«Entonces lo más probable es que se parezca a su madre.»
-¿Cuéntame Alexey? ¿Y Hela? ¿No sé quemó mucho o si?
La cara del señor cambió a una que hasta haría que König se le callará y se mantuviera recto como si estuviera presentándose como un cadete ante su capitán, los ojos del señor eran unos azules claros sin una notable pizca de oscuridad, pero pasaron hacer unos sombríos como el color del mar cuando existe una tormenta que hará que las olas se eleven y destruyan todo a su paso llevando todo con ellas a lo profundo de está, no se quién es Hela ni mucho menos si es importante o no.
Pero para que al señor le cambiará los ojos y el semblante a tal magnitud y mi madre la nombrará con un tono bajo de voz me hace dudar sobre los que nos enseñó nuestro profesor de historia sobre una tal Hela Ivanov G. Y al rebobinar lo que mi madre dijo sobre el incendio de la mansión Green diamond.
«La mansión Diamante Verde.»
Hubo 15 muertos en ese incendio y solo supe que Karel fue quien sobrevivió de tal incendio, pero nunca sobre un tal Alexey Kuznetsov y en la pintura que existe de la familia mucho menos a alguien así con su parecido.
ESTÁS LEYENDO
Amor sobre el abismo
AléatoireUna familia acaba de llegar a un nuevo lugar desconocido para los menores de la familia, una de ellos debe de seguir el régimen de su padre, de seguir siendo la mejor aún así en un nuevo lugar desconocido para ella y sus hermanos. No esperaba...