Capítulo 17

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Con un ultimo vistazo atrás, corro tomando impulso y al final del camino, me lanzo del precipicio.

Los gritos de Kazuto y Eugeo son lo ultimo que escucho antes de chocar contra el agua.

Conjuro un escudo a mi alrededor para que el impacto no me mate al caer y también para poder respirar bajo el agua.

Cuando me hundo en el océano no siento ningún dolor, ni siquiera una pequeña molestia, todo se siente normal. La magia me protege mucho mejor de lo pensé posible.

Es difícil ver así que con mi nueva habilidad, aumento la capacidad de mis ojos para ver bajo el agua y en ese momento las veo. Quinella y Tieze están peleando, hay sangre saliendo de uno de los brazos de Tieze, el liquido carmesí se esparce por el mar diluyéndose; a pesar de estar herida pelea como una guerrera, en un destello cegador de movimientos tan rápidos y salvajes que incluso con magia tengo que hacer una pausa para acercarme a la vista.

Quinella esta perdiendo la pelea pero no esta sola, Tieze está en el centro rodeada de tritones cuyas bocas espumean cuando el aroma de su sangre sazona el agua. Se dirigen a ella cuando Quinella parece cansada y apunto de perder, de pronto uno de los tritones hace su movimiento y en un instante Tieze es sacudida violentamente hacia un lado. La jala del cuello y la lleva lejos apartándola de Quinella.

Mi aliento se estremece cuando miro a su atacante.

El Asesino.

Su cola de tiburón es gruesa, gris, acanalada y manchada como si un virus lo estuviera consumiendo lentamente. Hasta el último detalle del demonio que recuerdo, con el rostro de un verdadero asesino. Sus facciones son lisas, sus ojos parecen agujeros en su cabeza y sus labios, una mera rajada a lo largo de su rostro, están marcados por un tono naranja costroso, de quienquiera que se haya comido en batalla.

El Asesino sonríe mientras le dice algo que no puedo escuchar. Con la cola como una daga listo para ir por el corazón de mi amiga.

Pero no voy a dejar que eso pase.

Nado acercándome sólo para ser percibida. No se que es lo Quinella ve en mi cuando me percibe pero se lo que yo veo: miedo, ella puede sentir el cambio en mi, ya no soy una simple humana, ahora soy una amenaza y ella es solo una sirena común, sin la corona de la reina no tiene el poder para detenerme. Con un grito en un idioma desconocido ella le ordena a su ejecito que me ataque y en un instante me encuentro atrapada en mi lugar por media docena de brazos. Los tritones me flanquean, con las uñas presionadas contra mi piel. Jadeo, mas por enojo que por dolor, lucho contra ellos, usando magia para aumentar mi fuerza, derivo a uno golpeando su pecho, a otro tomando su brazo y lanzándolo lejos, a otro mas golpeándolo en el cuello, pero no sirve de nada ya que siguen viniendo, son demasiados y mi tiempo se acabará antes de poder acabar con todos. Debo hacer algo, usar la cabeza pronto o El Asesino destrozará a Tieze en sólo minutos, ella aun esta resistiendo pero no se cuanto mas podrá hacerlo.

En ese momento siento algo dentro de mi, la magia me llama, me suplica que la use. Que arrase con todos los enemigos en mi camino; y confiando en ese sentimiento lo hago.

Extiendo mi mano derecha mientras floto dentro del el agua con mi vestido y cabellos ondeando a mi alrededor. Y de pronto, un símbolo de color dorado como una flor dentro un circulo que gira y gira. Se pone frente a mis ojos antes de brillar y arrasar con todo a su paso. No pienso en lo que estoy haciendo, esas creaturas lastiman a las sirenas son monstruos que nos matarán si no los detengo y sólo puedo hacerlo de esta manera.

Escucho gritos mientras el agua hierve quemando sus cuerpos. Cierro mis ojos y no me detengo hasta que todo se queda en silencio.

Cuando todo ha acabado solo quedan dos; Quinella y el Asesino.

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