Porque todo lo bueno comienza con un poco de miedo.
Anónimo.
Florencia, Italia, 2010.
Emilia se despertó con ganas y llena de luz. Sentía que el viaje que estaba por hacer iba a ser el mejor. Nutriría su alma. Sería algo diferente, además de la monotonía de siempre: levantarse, ir a trabajar, llegar y acostarse para empezar un nuevo día. Dejaría, por fin, la rutina de lado, para poder ver la vida de otra manera, para observar qué pasaba después de la lluvia, porque la vida después de una gran tormenta, cambiaba.
Tomó la valija que tenía en un armario y en ella puso algunas prendas que creía necesarias: entre ellas, vestidos, pantalones cortos y largos, remeras y zapatillas. Puso, además, sus cremas de cosmética, su cámara de fotografía profesional y otras cosas.
No quiso almorzar nada, se tomó un café que era su única adicción, la cual la sacaba por un rato de este mundo. Luego de terminarlo, se recostó en su cama y siguió con la lectura de uno de sus libros predilectos.
A las cuatro de la tarde llegaron sus padres para despedirla y de paso, llevarla al aeropuerto.
- ¿Cómo les fue en el trabajo hoy? - les preguntó.
- A mí muy bien, hija mía, los vestidos salen como agua- dijo Amalia mostrándole los nuevos diseños que había creado hoy.
- ¡Son preciosos!
Era una diseñadora de vestidos de lujo. Era impresionante la imaginación que tenía para hacer cada día, un vestido nuevo. Emilia admiraba el trabajo de su madre que desde niña la veía desempeñarse en ese maravilloso arte.
- En el viñedo hoy se trabajó muy bien- manifestó Feliciano.
El padre de Emilia trabaja en un viñedo de Florencia, tenía experiencia por la labor que había tenido en Argentina. Era su vida entera.
- Me alegra que hayan tenido un día hermoso- concluyó su hija.
Emilia preparó té de frutos rojos para sus padres y siguieron hablando de cosas de la vida, para irse a las cinco al aeropuerto.
Tomó su maleta y partieron. Sus padres la ayudaron a bajar y la acompañaron hasta la entrada previa al avión.
- Te me cuidás mucho mi hija- dijo su madre-. Delfina, al igual que Francisco, y Paloma te mandan saludos y muchísima suerte.
- Deciles que los amo.
- ¿Cómo se llama el viñedo de Argentina? - preguntó su padre.
- El viñedo donde tengo que sacar fotografías es en los Valles Calchaquíes y se llama "Aromas y sabores" el propietario es Antonio Alegra, según lo que me comunicó Genaro.
Feliciano giró su cabeza hacia Amalia y la miró con rareza. No podía creer que su hija fuera a estar en el mismo techo que ese hombre.
- No lo conozco- mintió Feliciano-. Suerte hija y nos vemos en una semana.
Emilia abrazó a sus padres y se subió al avión.
En el camino al auto, Amalia le dijo a su esposo:
-Espero que nuestra hija esté bien.
-Eso espero- manifestó su esposo-. Ojalá que Emilia esté bien y que no le hagan daño.
-Sí, si lo va a estar. Las personas con las que va a estar nuestra hija a lo mejor cambiaron y no le harán daño como a nosotros.
-Dios ilumine su camino- terminó Feliciano.
ESTÁS LEYENDO
Después de la lluvia
RomantikEmilia Ibáñez, una joven fotógrafa y periodista, será la encargada de sacar fotos al famoso viñedo Aromas y Sabores, de Antonio Alegra, en los Valles Calchaquíes. Poco a poco, irán comprendiendo que los hilos de sus destinos estaban unidos desde sie...