No fuiste antes ni después,
fuiste a tiempo.
A tiempo para que me enamorara de ti.
Jaime Sabines.
Valles Calchaquíes, Argentina, 2010.
Después de dos horas de viaje que se habían pasado rápido, al igual que un pestañear de ojos, llegaron a la bodega de Antonio: "Aromas y sabores".
Durante el viaje, Emilia observaba el paisaje desde la ventanilla, no podía creer lo hermoso que eran los Valles Calchaquíes. Sus montañas de todos colores eran una alegría para la vista, la sangre que corría por las venas, circulaba sin cesar al ver tantos hermosos colores. Las montañas son como el amor, grandes y fuertes, capaces de soportar cualquier avalancha por parte de la naturaleza.
Emilia bajó del auto y caminó por aquel pasto tan verde.
- ¿Qué te parece? - preguntó Antonio sacándose los anteojos de sol.
- Todo es tan hermoso. En realidad, estoy enamorada, todo es tan distinto.
- Pero Italia no debe ser tan hermoso como esto.
- También es hermosa. Las dos son totalmente maravillosas.
Emilia tomó su bolso y Antonio su maleta y se dirigieron para la casa. Era una vivienda en buen estado, de dos pisos donde las flores predominaban en el frente de ella.
- Emilia, ellos son mis padres- dijo Antonio.
- Hola, Emilia. Soy Estanislao Alegra, el padre de Antonio.
- Hola, querida. Soy Josefina Santos, la mamá cariñosa de Antonio.
- ¿Cómo les va? Soy Emilia Ibáñez. Es todo un placer conocerlos.
Cuando Emilia pronunció su apellido, Estanislao y Josefina se miraron con rareza. Sabía muy bien que Emilia era hija de los Ibáñez, las personas donde habían trabajado hacía 25 años atrás.
- Ella es mi hija, Elena- la presentó Antonio.
- Hola, es un placer Elena. Mi nombre es Emilia Ibáñez- se presentó con cortesía.
-Hola- dijo la niña enojada.
Emilia le ofreció un caramelo a la niña de ocho años.
- ¿Tu mamá dónde está? - preguntó Emilia.
- Mi mamá murió apenas hace dos años- respondió aún más enojada.
Quedó mpactada. No sabía adónde meterse. Había metido las manos en el fuego y se estaba quemando. ¡Cómo salir de esa hoguera!
- Lo siento mucho. Pero ella de seguro te está cuidando desde lo más alto y te sigue amando.
- Siempre le decimos eso a Elena- manifestó Antonio.
- Lo sé – afirmó con el ceño fruncido aún.
- ¿Cómo se llamaba? - preguntó Emilia.
- Su nombre era Florencia Nieto.
- Florencia, es un hermoso nombre. Como la hermosa ciudad donde vivo. Florencia significa "bella como una flor" y de seguro tu mamá lo era.
- ¿Sí? Qué hermoso.
Emilia tomó de la mano a la niña, la llevó para fuera y le enseñó las fotografías de Florencia.
Antonio le llevó su maleta arriba.
Los padres, en la cocina hablaban muy suavemente con la intención de que solo se escucharan ellos, como si hablaran chiquito, tan chiquito que ni ellos que estaban al lado se oían:
- No puede ser que esté metida una Ibáñez en nuestra casa- le dijo Josefina.
- Lo sé. Pero tenemos que dejarla -reaccionó él- le va tomar fotos a nuestro viñedo y nos vamos a hacer más reconocidos, solo va tomar unos días.
- Eso espero.
Pasado el rato, Emilia entró con Elena después de mostrarle las fotos.
A la tarde se armó una gran mateada, donde no habían faltado las exquisitas tortas de las manos de Amalia y como de costumbre, el famoso mate acompañado de hierbas aromáticas, propias de los Valles.
- ¿Te gustaría uno? - le preguntó Josefina a Emilia.
- Sí, me gustaría uno- le aceptó.
- ¿Cuántos días te vas a quedar? - preguntó Josefina.
- En su casa, solo dos días. Luego, me voy a un hotel porque tengo que sacar fotos a la ciudad de Salta.
- De acuerdo- dijo Estanislao.
Entre charla y charla, Josefina y Emilia resultaron tener muchas cosas en común. Ambas amaban el mate y el café. Como hobbies, les encantaba conocer lugares nuevos, por lo que conversaron de los sitios que había en Salta para conocer.
Luego de unos minutos más y muerta de sueño, Emilia dijo al fin:
- Si me disculpan, me gustaría acostarme para mañana sacar fotos y aprovechar la luz del día.
Antonio la llevó para arriba.
- Esta es tu habitación– le dijo sosteniéndole la mirada.
- Gracias.
- La ducha se usa así... – le comenzó a explicar mientras abría los grifos del agua-. No tenés que abrirlos tan fuerte porque sale demasiada agua.
-Gracias por explicármelo. Mañana, a la salida del sol, me voy a dar un relajante baño.
- Espero que te sientas cómoda – manifestó Antonio secándose las manos mojadas por las gotas de la lluvia.
Se cruzaron las miradas. Emilia miró el celeste impactante de sus ojos, eran una perdición sin salida, Antonio miraba lo angelical que se mostraba pronunciando las palabras.
El silencio tomó predominio entre esas cuatro paredes.
- Una vez más, gracias por lo que hiciste hoy.
- No es nada, Emilia. Buenas noches.
Emilia se había acostado y desde la cama llamó a su familia y no paraba de pensar en Antonio. Le rodeaba la idea de que era viudo. El fantasma de su esposa aún rondaba por su mente.
Antonio llevó a acostar a Elena y ella le dijo:
- Me cae bien Emilia, pero no te olvides de mamá.
- ¿A qué te referís con eso, tesoro? – preguntó desentendido.
- Me di cuenta cómo te mira a vos y como vos la mirás a ella.
- ¡Por Dios, hija! - reacciono rápido-. La conozco hace horas.
Le dio un beso a su hija y se fue a descansar.
Antonio pensaba en Emilia. Imaginaba su boca sobre la suya haciendo pactos de amor. Como bien le había dicho a su hija "fueron horas", pero comenzaban a ser minutos hermosos.
Mientras ellos dos se pensaban con la cabeza y con el corazón, los padres de cada uno no paraban de razonar de todo esto que estaba pasando.
Dudas giraban en el aire de cada continente. Kilómetros de distancia y una angustia alarmante de amor de padre.

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Después de la lluvia
RomansaEmilia Ibáñez, una joven fotógrafa y periodista, será la encargada de sacar fotos al famoso viñedo Aromas y Sabores, de Antonio Alegra, en los Valles Calchaquíes. Poco a poco, irán comprendiendo que los hilos de sus destinos estaban unidos desde sie...